lunes, 24 de diciembre de 2012

Pasado eterno

Finca de San José y Cementerio de Vegueta, 1890-1895
Hay algo en esta foto que me impresiona. Cuando se tomó, hace más de 120 años, ese lugar estaba en las afueras de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. El fotógrafo que retrató el pequeño cementerio nunca podría haber imaginado el aspecto actual de su entorno, totalmente urbanizado e integrado en una bulliciosa ciudad de 400 mil habitantes. Al hacer el ejercicio de transportarme con la imaginación a ese instante, para ver en color esas nubes, esas palmeras, ese mar (para sentir incluso su brisa), constato que Benito Pérez Galdós seguía vivo en la lejana Madrid, que Hitler y Franco eran unos niños muy pequeños (el primero en Austria, el segundo en Galicia), que la Primera Guerra Mundial se acercaba al Viejo Continente sin prisa pero sin tregua y, sobre todo, que quedaban por nacer personas (entre ellas, dos de mis abuelos) cuyos cuerpos acabarían siendo depositados entre esos muros blancos. El momento capturado por la foto invita a pensar en la naturaleza del espacio-tiempo. ¿Cómo podemos afirmar, encerrados en la cárcel de los sentidos con nuestro muy limitado entendimiento, que ese instante en el que no había rastro alguno de nuestras vidas ya no existe?

2 comentarios:

Cristina dijo...

La foto es muy bonita. Pero esa ciudad ya no existe. De hecho, nunca fue tu ciudad.

¡Feliz Navidad!

Nicolás Fabelo dijo...

Llevas razón, Cristina, desde luego.

¡Feliz 2013!

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