domingo, 10 de julio de 2011

A mis tataranietos, de un desconocido

Samu P. me hizo hace tiempo un sugerente comentario que daría pie a esta entrada: apuntaba lo limitada que es la memoria familiar intergeneracional. Lo cierto es que las personas que están más allá de tres o cuatro eslabones en nuestra cadena de antepasados nos son generalmente tan extraños -¡aún compartiendo tantos genes con ellos!- como esos desconocidos que nos encontramos a diario en el metro o en la calle: no los conocimos nunca, no tenemos imágenes de ellos y ni siquiera sabemos cómo se llamaban. Siempre recordaremos a nuestros padres y abuelos, si llegaron a vivir más allá de nuestra más tierna infancia: de ellos podremos dar referencias más o menos detalladas a nuestros hijos y eventuales nietos. Pero para los hijos de nuestros nietos, nuestros padres serán probablemente unos completos desconocidos.

Se dice que las personas nunca mueren del todo mientras permanezcan en la memoria de los vivos, ¡pero esta es tan corta!. El recuerdo de mis antepasados del siglo XVIII está sepultado desde hace muchísimo tiempo. Y el recuerdo de lo que somos -salvo que por algún motivo pasemos a los libros de Historia- se habrá evaporado en menos de 100 años. Todo parece condenado al olvido...

Aunque queda agarrarse a la teoría de la relatividad especial, conforme a la cual el espacio-tiempo es algo que está ahí como un escenario absoluto e inmutable con su número mareante -quizá infinito- de casillas. Pasado, presente y futuro son solo construcciones mentales ajenas a las leyes de la Física (al menos, de la Física conocida), cuyas ecuaciones parecen ser perfectamente válidas tanto si el tiempo corre hacia el futuro como si lo hace hacia el pasado. Esto significa que cualquier suceso e individuo de la historia del Universo, por insignificante que parezca, está ahí inscrito de manera indeleble desde siempre y para siempre. Que nuestras vidas están ahí igual que la de nuestros antepasados del siglo XVIII y la de nuestros descendientes del siglo XXII. O sea, no es que hayan estado o que estarán, ¡sino que están! (esto hace que el libre albedrío aparezca como una ilusión).

Por cierto, si alguien intuye por qué todo está, que me lo diga o ponga aquí un comentario (un comentario que, no olvidemos, siempre ha estado aunque se escriba aparentemente dentro de media hora).

13 comentarios:

Julio Oliva Freuding dijo...

Olvidar a nuestros antepasados no entraña tragedia alguna:es más, si nuestra capacidad memorística fuese ilimitada -y no lo es- posiblemente enloqueceríamos ante el cúmulo de información... Además, tampoco somos tan importantes, y desear trascender en la memoria de otros se me antoja vanidad.

Nicolás Fabelo dijo...

Señor (o acaso señora) Antipetardo,

Coincido con usted en que no hay nada dramático en el olvido de quienes no llegamos a conocer. Por razones obvias, nuestros vínculos afectivos con antepasados y descendientes se extienden como mucho tres eslabones arriba y abajo.

También estoy de acuerdo con su segunda frase: desde luego que no somos tan importantes y que pretender vivir eternamente es un deseo vanidoso.

Por cierto, tiene usted un nombre muy bonito, ¿es de pila?...

Julio Oliva Freuding dijo...

Señorita, muchas gracias. Empero, por tratarse de usted, puede apearme el tratamiento. Respecto a mi nombre de pila, resulta que me agrada más Duracell. Y es que, tal como sucede con su contumacia a la hora de propugnar teorías peregrinas, ésta dura, y dura, y dura... Acépteme un sincero consejo, si su soberbia lo admite: claudique ante la pretensión estéril de conocer lo que usted mismo denomina la Verdad, tan ampulosamente. Menos aún quiera erigirse en su "profeta". Y es que de neomísticos está el mundo -y los frenopáticos- lleno. No obstante, si desea usted porfiar me permito sugerirle autores de consulta tales como Isaac Asimov, H. G. Wells o nuestro entrañable y cercano, amén de riguroso, Iker Jiménez... Y como todo no ha de ser acidez y sarcasmo, permita que le felicite por alguno de sus posts: resultan graciosos cuando menos, particularmente aquel en el que le adjudica al marxismo la paternidad compartida del aforismo "la verdad os hará libres". Rigor, señor mío -¿o señora?-, rigor... Sin más por lo pronto, reciba un cordial saludo de ésta su devota admiradora.

Nicolás Fabelo dijo...

Señorita Antipetardo,

No sé qué habrá leído usted en mi blog que le lleva a sostener mi "contumacia a la hora de propugnar teorías peregrinas" (una duda: ¿la relatividad especial y la teoría de cuerdas son algunas de las "teorías peregrinas" de las que habla?), a presumir mi soberbia (detrás de su verbo virulento y su tono irrespetuoso no parece esconderse precisamente un espíritu humilde) y, ya en el colmo, a atribuirme el querer convertirme en profeta (créame si le digo que no pretendo convencer a nadie de nada, y mucho menos salir a la calle como un mesías).

Como considero bien contrastado eso de que "quien se pica es porque ajos come", me atrevo a sospechar que ese comentario mío alusivo a los marxistas ha sido la verdadera causa de su manifiesta indisposición conmigo. No me venga usted ahora a decir que el llamado "socialismo real" (o sea, las dictaduras comunistas) no se construyó a partir de una pretensión de verdad cuasicientífica: el materialismo histórico de Marx. Ahora me dirá que en Cuba o Corea del norte, con cuyos regímenes sospecho que simpatiza (sáqueme del error, si es el caso), no se alecciona a la gente en una 'Verdad' que hace 'libres' a sus ciudadanos.

Por cierto, esto fue lo que yo escribí acerca de la famosa frase: "este pasaje del Evangelio de San Juan, convertido en todo un clásico solemne no solo para los cristianos sino también para los marxistas y otras gentes de muy variado pelaje". Usted lee esto y considera que con ello adjudico al marxismo "la paternidad compartida del aforismo". Menudo rigor el suyo, desde luego. En fin, léase los textos más despacio o (si tiene tiempo) al menos dos veces.

Por otra parte, si quiere usted tener un conocimiento de la Física más allá del ofrecido por los best-sellers de ciencia-ficción, debería acudir (como yo, que no soy físico, he hecho) a textos de físicos que escriben buenos libros de divulgación, caso de Roger Penrose, Brian Greene, Michio Kaku, Antonio Rincón Córcoles o el bloguero Pseudópodo (lo tiene entre mis blogs favoritos)... Lea en particular algo de la relatividad especial para así poder entender sus implicaciones, si sus prejuicios se lo permiten.

Ahora permítame un último consejo: sea un poco más cortés cuando entra en un blog ajeno para aportar algo.

Un saludo

Julio Oliva Freuding dijo...

Ante todo, mi sincera enhorabuena por su salud cardiovascular. Y es que, rescatando el refrán que usted mismo cita, su consumo de la aliácea hortaliza lo presumo desmedido. Tanto así que mejor se me antoja "Picado estoy" como título de su blog que el que ahora lo encabeza... Aunque ojo con el aliento: los miasmas del resquemor se perciben a distancia.
Pero entremos en materia. Me reafirmo en lo escrito acerca de su nulo rigor en lo atinente a la dichosa frasecilla. Haría bien en reconocerlo... Es el riesgo de los faroles. Buen intento, empero. Documentarse algo más no le vendría mal en lo sucesivo. Con todo, qué sería de la comedia sin imaginación! Einstein...¿Qué cree usted que pensaría el egregio físico alemán si levantase la cabeza para comprobar, consternado, que un quisquilloso y fatuo individuo lo invoca como escudo y coartada a charlotadas como "Extraterrestres a un mm."? Acaso recuerde usted aquel grotesco semanario de mediados de los 80 titulado "Noticias del Mundo". De éxito tan escaso como tirada, su existencia fue efímera en los atriles de los kioscos. Sin pretensión alguna de verosimilitud, a su portada se asomaban titulares tan grotescos como "El retorno del niño-vampiro", "Un bigfoot en los pinares de Cañete" o "Nave interestelar provoca colapsos en la carretera de Burgos"...Dejo a su sagacidad averiguar qué otro titular cuadraría aquí. Y, créame usted, no es la precariedad argumental de la que adolece, sino ese enfoque sensacionalista y casi chusco lo que se me atraganta.

En lo concerniente a Corea del Norte -disgresión que no acabo de entender y que atribuyo acaso a un leve ictus-, qué podría yo decirle: una suerte de monarquía absoluta estalinista, tigre siberiano, bosque eurasiático, fronteras con Rusia, China y Corea del Sur... ¿Cuál era exactamente su pregunta?.
En fin... Es tarde ya y el sueño me vence. Quizás prosiga mañana. No, no me lo agradezca!: deseo dejarle en pie aún un asalto más. Está a una campana del KO.

Nicolás Fabelo dijo...

Antipetardo,

Usted se retrata fielmente con sus comentarios insultantes. "Un quisquilloso y fatuo individuo", dice de mí. Ja,ja,ja... ¿No es usted capaz de argumentar sin faltar al respeto? Ensaye, todo se aprende.

Encima se permite retarme de manera chulesca cual boxeador: "Deseo dejarle en pie aún un asalto más. Está a una campana del KO".
Quiero dejarle claro que yo no tengo ninguna intención de combatir con usted. Si quiere, debatimos con argumentos. Pero si lo que pretende es boxear, hágase con un punching ball. Lo mío es exponer ideas, rebatirlas, suscitar debates... Si decide seguir por la vía del insulto, mejor olvídese de mí y descargue sus iras en un blog de su cosecha (créelo, es muy fácil).

Le recomiendo no insultar a domicilio como un troll, porque se arriesga a que sus comentarios sean justamente borrados. Si no he eliminado su último apunte es para que quede constancia pública de su talante.

¡Buena suerte! Y lea a Brian Greene... no se arrepentirá

Julio Oliva Freuding dijo...

Querido y enrabietado amigo:
Compruebo desolada que el sentido del humor no es su fuerte. Como tampoco parece serlo la memoria, puesto que obvia usted que el primer hito en esta vereda de puyas lo hincó al inquirir maliciosamente por mi nombre de pila. Pruebe a implememntar el pescado -rico en fósforo- y la lechuga -sedante- a su cotidiana dieta de ajos. Acaso mitiguen su naturaleza atrabiliaria.
Vamos, pues, con el segundo asalto: me demanda usted argumentos (!). Francamente, me quedo estupefacta ante tamaña desfachatez. Y es que alguien que alegremente aventura majaderías tales como una realidad pitagórica de formas perfectas en no sé qué dimensión superior, la validez de una eventual concepción "espiritual" del Universo o la posibilidad de que "Matrix" sea algo más que una amena película de ciencia-ficción debería soportar la carga de la prueba. Y recuerde ser riguroso, no pretenda hacerme comulgar con ruedas de molino. Advierta que la atracción entre dos personas no se funda en el electromagnetismo, que la caida del Imperio Romano no se explica por la gravitación newtoniana y que el hecho de que la belleza sea relativa no permite traer a colación a Einstein. Concluyendo, que conviene discernir entre hipótesis incontrastables, más del gusto de diletantes y guionistas de Hollywood, y realidades probadas y asumidas por la generalidad de la comunidad científica. Aunque, insisto, la fantasía siempre resulta tonificante como antídoto del tedio diario.
Como muestra de cortesía, le concedo un asalto más de combate. Acuda a su esquina, asesórese, ármese de valor y recuerde que un buen púgil asesta el golpe inesperado. Suya afectuosísima.

Nicolás Fabelo dijo...

La verdad es que me parto con usted, Antipetardo. Me tilda de "atrabiliario" (de genio destemplado o violento, según la RAE) al tiempo que vuelve otra vez a vomitarme su bilis en forma de palabras bien articuladas -he de reconocer su cuidada sintaxis- pero de una agresividad envenenada y fuera de lugar. Cualquiera pensaría que tiene usted algo personal contra mí. ¿Lo tiene?...
Me adorna también con el adjetivo "enrabietado" (¿ha repasado el tono de sus propios comentarios?), cuando lo que estoy es a mitad de camino entre la incredulidad y la risa floja ante su sorprendente irrupción en mi blog cual púgil de full-contact sediento de sangre. Que no, que no, váyase a pelear a otro lado: a mí el boxeo no me interesa.
Le repito que yo no quiero convencer a nadie de nada. No le voy a dar explicaciones adicionales de los textos de mi blog, que usted despacha como simples "majaderías": le remito a cada uno de ellos; si quiere, ponga un comentario donde lo considere oportuno... pero sin faltar al debido respeto (¿esto lo ha llegado a entender?). Vuelvo a remitirle también al segundo párrafo de mi segundo comentario.

"Como muestra de cortesía, le concedo un asalto más de combate", me dice al final de su última invectiva. Ja, ja, ja... ¡Que se ha confundido de sitio, señorita! (la verdad es que, a riesgo de patinar, empiezo a dudar seriamente de que sea usted una mujer).

Atienda mis recomendaciones de lectura, entre las que se incluye el blog de Pseudópodo. Y quítese los guantes de boxeo si no quiere quedar como un 'bacala' en la blogosfera. En fin, no me robe más tiempo de dedicación a mi hijo y a la lectura de Roger Penrose si es para seguir en esta línea tan poco fructífera.

Julio Oliva Freuding dijo...

Aún aguardo sus argumentos, mas me temo que no llegarán... Acaso cuando se le templen los ánimos recupere el aplomo y serenidad necesarios para pergeñar una respuesta. Pero, más que de razones, lo que sostiene parece ser cuestión de fe, por lo que quizás me correspondiese con una homilía...
Por lo demás, su último párrafo hace que me sienta compungida por robarle tiempo y dedicación a menesteres más importantes. Y ya que citó usted a Penrose, repase su curiosa -y contestadísima- teoría sobre una porción "no algorítmica" de la mente. O, mejor aún, la de otro de sus gurúes, Michio Kaku, sobre los garbeos cósmicos de presuntos extraterrestres vía control remoto mediante "nanonaves"...¿Se debate usted ahora entre la incredulidad y la risa floja?. Como puede comprobar, hasta las mentes más preclaras y los currículos más densos delatan en ocasiones su condición humana -lo cual no obsta para otros reconocimientos-, especialmente cuando irrumpen en el farragoso campo de la filosofía y, embriagados por la laxitud que permite este "saber", diseminan tales semillas de sabiduría.
Recapitulando, espero que se digne a aclararme esos abstrusos conceptos a los que una servidora, lega y obtusa como es, no les encuentra pies ni cabeza. Y, en aras de la obligada atención paterna, se despide atenta una encarnizada contrincante y, sin embargo, amiga.
PD: muy gentil lo de "bacala", como cortésmente me califica usted. Lamento hacerle saber que ni por edad ni por querencia musical puedo confraternizar con este peculiar sector de la actual juventud. Respecto del exquisito gádido, es muy de mi gusto. Pruébelo "grelhado con broa" o "a bras". Ya sabe, fósforo a granel, aunque ahora que caigo, ambas recetas contienen ajo.
Por lo que concierne a mi sexo, pasaré por alto su comentario malévolo, de rancio barniz machista. No obstante, y ya que parece interesarle tanto, le responderé como hiciera el argentino del chiste: ¿Sexo?... ¡Muy frecuente!.

Nicolás Fabelo dijo...

No voy a perder más tiempo con usted. Llévese sus gracietas a 'El club de la comedia' -o a un blog personal- y déjeme en paz.

Lea lo que le recomiendo (Kaku incluido), no se contente con una búsqueda rápida en Google. Y tenga siempre la mente abierta para aprender nuevas cosas (o para desaprender otras). Y, por último, discuta con otro talante más respetuoso, constructivo y humilde (esta vez ha tenido la suerte de toparse con mi paciencia).

¡Hasta siempre!

Agus Alonso-G. dijo...

Deja de rayarnos, Nico. ¡Todos a las terrazas a beber cervezas en chanclas!

Por lo demás, muy interesante reflexión.

Julio Oliva Freuding dijo...

Estimado y desconocido amigo:
Créame cuando lea que lamento muy de veras el tono agrio que ha adoptado nuestro breve rifirrafe. Con franqueza, supuse que mi sorna sería mejor recibida por alguien que, en sus posts, dilapida socarronería a raudales. Mis más sinceras disculpas.
Querría también que supiese que compartimos amistad con cierta persona, cuya identidad ocultaré por expreso deseo suyo, aunque no dudo de que ya sabe de quién se trata. Fue precisamente él quien me descubrió su blog, recomendándomelo vivamente, tiempo atrás -¿o adelante?-. Desde entonces he podido disfrutar de sus opiniones, certeras a mi juicio en muchas ocasiones, desafortunadas las menos, expuestas con ironía y sin medias tintas en sus escritos. Pretendo seguir entreteniéndome con ellas y así aguardo, ávida e impaciente, su próximo post.
Volviendo a nuestro amigo común, éste me reconvino ayer con severidad por mi intrusión agresiva en su "ciberespacio". Levantisca como soy, le recordé la definición que de usted había hecho en alguna ocasión: un provocador nato. A esto respondió que entre la mera disensión y el pitorreo ofensivo media un abismo. Es más, me advirtió que no comprometería su amistad con usted por las veleidades de una víbora (así de dulce y expresivo es este amigo). Colgué ofuscada, reflexioné... Y aquí tiene mi respuesta.
Acepte, pues, mis disculpas, y me quitará de este modo un peso de encima. Y no ceje a la hora de escribir.
Una vez más, deseo que no la última, suya afectuosísima.

Nicolás Fabelo dijo...

Acepto sus disculpas, Antipetardo (por cierto, supongo que el petardo del que toma su nombre soy yo).

Y también 'perdono' a Agustín por estar tomándose sus cervecitas en chanclas en Nueva York. Cuando yo estuve en 1993 ya había gente que iba en chanclas al teatro en la Gran Manzana. Buena onda esa, me gusta.

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