viernes, 3 de septiembre de 2010

Especismo y desprecio a la vida ajena (animal)

Agradezco a Alejandro Martín Navarro por ser inductor involuntario, con su post Animalismo y antropofobia (muy bien escrito, por cierto), de la apertura de este blog. Y todo ello, a raíz del comportamiento de una energúmena que arrojaba vilmente unos cachorritos perrunos al río, para escándalo de muchos internautas.

Todo depende de nuestra forma de ver el mundo. La cosmovisión dominante -en nuestro caso, la judeocristiana- sigue considerando que los animales fueron puestos por Dios en la Tierra sólo para nuestro servicio, algo poco tragable para una inteligencia medianamente crítica. Dentro de esta cosmovisión se hallan dogmas muy enraizados -mucho más que la "filosofía-peluche" de la factoría Disney- como el que afirma graciosa y arbitrariamente que la vida de un ser humano vale más que la de cualquier otro ser vivo: especismo humano puro y duro. Parece todavía para muchos una monstruosidad el manifestar una mayor inquietud por la vida de tu fiel perrito doméstico que por la de un criminal de guerra, pero a mí me parece razonable y hasta moralmente sano albergar ese sentimiento.

No se trata de sostener que los hombres son malos y los animales buenos (estupidez infumable), sino en ser conscientes de nuestro origen -incluso de nuestro destino- común, de que nosotros somos solamente "los más listos de la clase" (quizá dentro de 100.000 años no sea así) y de que la moral sólo es exigible de momento a los seres humanos. La capacidad de empatizar con los seres sufrientes está asociada con un nivel de conciencia alto, lo que a su vez se relaciona con una inteligencia elevada (quizá los delfines sientan algo parecido a nosotros). Esa conciencia no parece ser un logro específicamente humano, sino una consecuencia necesaria de la evolución de la materia y de la vida tal y como la conocemos. A todo esto, no hace falta añadir -aunque lo hago- que dentro de la humanidad se incluye por desgracia mucho imbécil moral como el criminal de guerra o la chica que arroja alegremente los cachorritos al río.

4 comentarios:

Crónicas Marianas dijo...

Hola, Nico! Bienvenido a la blogosfera. Muy interesante tu primer post. Muchos aún piensan que es un debate estéril -porque al fin y al cabo son animales- temas como la abolición de las corridas de toros o de la cría de animales para pieles. La mezquindad del ser humano para con los demás seres vivos la vemos en cualquier sitio. Por ejemplo en este vídeo.
http://www.dailymotion.com/video/xejs5u_une-dame-jette-un-chat-a-la-poubell_news

Agus Alonso-G. dijo...

Nico, qué alegría que te hayas lanzado al bloguismo. Tus motivos son los más interesantes, las ganas de ofrecer la propia cosmovisión frente a otras. Nada como la dialéctica para afinar la escritura ensayística.

Nicolás Fabelo dijo...

Gracias, Mariana y Agus, por vuestros comentarios de aliento: será un verdadero placer teneros cerca en la blogosfera

Adolfo dijo...

Hola Nico, entro aquí por la curiosidad, ya sabes, aunque mi actividad cibernétia se asemeje a la de un nonagenario.

Me alegro de tus planteamientos, obligan al sano ejercicio de pensar.
Estoy básicamente de acuerdo, aunque es un tema peligroso, y permíteme discrepar en un par de cosas que ya hemos comentado en alguna ocasión.

Por ejemplo, lo de la "visión judeo cristiana", está bien que matices que es en nuestro caso; yo lo sustituiría por la visión humana en general, porque aunque no sé mucho de otras culturas, creo que en todo el planeta se ha considerado y se considera a los animales unos objetos más o menos valiosos para el uso humano, y si no nos son útiles lo que más suelen provocar es indiferencia.

Otra cosa, entiendo que puedan ser más valioso determinados animales que determinadas personas, (lloré mucho cuando tuve que regalar a mi perra, y nada cuando cayó Sadam Hussein), pero es un argumento peligroso. Me explico:

Al fin y al cabo, se trata de cuantificar subjetivavemente la vida de las otras personas: Este vale 100, este vale 15, este -80.

Si para una persona un criminal vale menos que un ciempiés, para otros, los morenos valdrán más que los rubios, para otros,los caballos más que los paquistaníes, para otros, los saltamontes más que los gordos.

En fin, lo que trato de decir, es que es mejor ser especista, y considerar la vida humana por encima de todo otro valor, porque si empezamos a hacernos preguntas al respecto, también se la harán gentes poco recomendables. Vamos, que por la cuenta que nos trae...

Ser especista, en cierto modo es bueno para la supervivencia de nuestra especie, pero llevada al extremo es un peligro, pues puede llevar aparejado la destrucción de las demás especies, lo que derivará en la destrucción de la nuestra. ¡Que lío!.

Un abarazo Nico y a los demás!!!

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