sábado, 5 de mayo de 2018

El gran error de Marx acerca de la naturaleza humana


El filósofo australiano Peter Singer, principal exponente de una moral transhumanista con obras como Liberación animal y Ética práctica, acierta plenamente en un artículo reciente titulado Is Marx still relevant? (hoy mismo se cumplen 200 años del nacimiento del pensador alemán): el mayor error del marxismo fue su falsa visión de la naturaleza humana, al achacar al sistema capitalista los vicios de nuestra especie y creer que algún día, con el socialismo y el supuesto advenimiento de la sociedad comunista sin clases, se alumbraría un hombre nuevo libre de codicia, egoísmo, ansia de poder y afán de ostentación. Porque los mimbres de los que estamos hechos los hombres y las mujeres son los mismos, ya sea bajo el esclavismo, el feudalismo, el capitalismo o el socialismo. Y la utopía comunista es tan disparatada como inalcanzable.

Negando la naturaleza humana nos daremos de bruces una y otra vez con la realidad y terminaremos abocados a la frustración, al constatar que nunca se erradicarán lacras como la violencia machista, la criminalidad organizada, el acoso escolar o los abusos a menores. Claro que hemos avanzado mucho al respecto, sobre todo en los países más desarrollados, pero solo desde la ingenuidad más pueril o la ignorancia de cómo somos realmente (en parte por estimar que la ciencia no es aplicable al estudio de la conducta humana) podemos llegar a creer que algún día no habrá abusos, violaciones, asesinatos (machistas o no) o cualquier otro acto bárbaro. Y que no harán falta la policía o las cárceles, como sueña cierta izquierda.

Aceptemos de una vez por todas que siempre habrá entre nosotros psicópatas, sádicos y gente malvada. Y también, por fortuna, gente buena y compasiva. Que somos cooperadores, pero también depredadores. ¡Es la variabilidad humana, con lo mejor y lo peor! Por mucha educación y buenas leyes que pongamos en el asador, lo peor de nuestra naturaleza jamás será suprimido; si acaso, minimizado, como ocurre en los Estados más civilizados del mundo (por eso me temo que en España el número de mujeres asesinadas anualmente por sus parejas nunca baje de 40 o 50; en sitios como  África, Latinoamérica, India o el mundo islámico, donde la situación es mucho peor, sí que hay un margen de mejora bastante más amplio).

Ni siquiera la ingeniería social puede alterar la pasta con la que nos ha fabricado la evolución. Mientras sigamos siendo Sapiens, nuestras motivaciones, pulsiones, temores y anhelos serán los mismos (teniendo en cuenta, por supuesto, la susodicha variabilidad en la conducta). Durante la Guerra Fría, los alemanes orientales no eran esencialmente diferentes a los occidentales. Como los rusos de hoy no son en el fondo distintos a los de 1960 o 1915. La película humana es siempre la misma, solo con pequeñas adaptaciones en el guion, pese a los cambios culturales. Aunque, como insiste machaconamente Steven Pinker, nunca la humanidad ha estado mejor que ahora: hay un progreso innegable, atribuible al fortalecimiento de la democracia (últimamente amenazada por una ola nacional-populista), las crecientes interdependencias entre Estados y la extensión de la educación y el cosmopolitismo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola.
Aunque en abstracto la crítica que usted hace de la idea de "hombre nuevo" la comparto ampliamente, creo que incurre en un error al imputársela a Marx. El concepto de "hombre nuevo" más que un concepto, era una consigna soviética, además muy condicionada por las circunstancias (industrialización y alfabetización aceleradas de un país de campesinos analfabetos). En cambio, la idea de "hombre nuevo" no está presente en Marx. Marx no habla de ello en ninguno de sus escritos filosóficos, económicos o políticos. Sus teorías giran en torno a cambiar la organización social, no la naturaleza humana. Son cuestiones distintas, aunque siempre haya quienes las confundan.
Por cierto, cuidado con algunos hechos que cita, como la violencia machista. Los asesinatos de este tipo son más frecuentes en países como los nórdicos que en España. Y ello pese a que se supone a los nórdicos más "civilizados" que a España. Precisamente, uno de los puntos fuerets del marxismo es el análisis de este tipo de paradojas que entrañan las sociedades modernas.
Saludos.

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