Esto explicaría por qué la función de onda cuántica es continua, pero no así los valores del espacio-tiempo y de las fuerzas físicas: éstos son discretos*, lo que hace que el universo que poblamos -cualquier universo- sea un objeto digital (un conjunto de bits o respuestas binarias del tipo 0-1, abierto-cerrado, sí/no) y, por tanto, computable (o sea, teóricamente programable y reproducible en un ordenador). Si ha sido imposible conciliar la teoría de la relatividad con la mecánica cuántica es porque la primera de ellas (como teoría clásica de la gravedad) trata el espacio-tiempo como un continuo.
Si hiciéramos un imposible viaje hacia lo más pequeño, llegaríamos a la escala de Planck (en torno a los 10 elevado a menos 35 metros y los 10 elevado a menos 44 segundos), por debajo de la cual desaparecen el espacio, el tiempo y las fuerzas físicas conocidas. Dicho de otra manera, no existe una distancia inferior a los 10 elevado a menos 35 metros ni un lapso de tiempo inferior a los 10 elevado a menos 44 segundos. Por debajo de ese umbral, el universo empezaría a pixelarse. Por el contrario, ese mismo viaje hacia lo diminuto en el mazo del Multiverso no tendría fin.
Si se confirma la hipótesis de la inflación cósmica, podrían estar creándose constantemente nuevos universos en una expansión sin fin. La dinámica de un universo depende solo de dos cosas: un estado inicial y unas leyes físicas que determinan su evolución a partir de aquél. Desconocemos la razón por la que en nuestro universo el estado inicial y las leyes son éstas y no otras (por ejemplo, ¿por qué los valores de la carga del electrón o de la constante gravitatoria son los que son?), pero la explicación puede ser tan simple como que existen todos los posibles estados iniciales y leyes: un accidente (una fluctuación cuántica aparentemente aleatoria) en la génesis de cada universo podría ser el determinante de ambos factores. Sin embargo, el Multiverso ya sería suficientemente exuberante si solo incluimos los universos paralelos cuánticos, los que se alumbran cada vez que una partícula -o un agregado macroscópico de partículas como el que esto escribe- toma una senda de entre al menos dos posibles que se le presentan.
Lo cierto es que si se dispone de un tiempo infinito, todos los universos posibles acaban materializándose: es más, todos los universos posibles (este mismo en el que ahora estás leyendo este texto) acaban repitiéndose infinitas veces. El también físico Brian Greene nos ofrece otro símil muy gráfico al respecto: una sucesión infinita de tableros de ajedrez en el que se están disputando partidas de manera ininterrumpida. En el escenario de este juego hay 64 escaques, un estado inicial y unas reglas que arrojan la suma mareante de 10 elevado a 18.900 posibles partidas. El alfil derecho blanco, por ejemplo, acabará estando en todas las posibles configuraciones del tablero -eso sí, siempre en una casilla blanca conforme a las reglas- en las que no haya sido comido.
Más de uno, si ha llegado hasta aquí, se estará preguntando: ¿A mí esto en qué me afecta? Pues mucho. Y ya no hablo de la satisfacción de acercarse algo a la comprensión de la realidad, muy gratificante para quien esté interesado en los más profundos enigmas de la existencia. ¿Si te digo que la muerte personal no existe más que como una instantánea o foto fija? ¿Si te digo que el estar aquí significa que todos somos parte necesaria del Multiverso? De un segmento del Multiverso relativamente ínfimo, pero gigantesco en términos absolutos (¡y tanto, por ser infinito!). En una parte de esos universos, Georg Cantor perdió el juicio -de hecho, sigue perdiéndolo- devanándose los sesos por las repercusiones metafísicas de su descubrimiento de que hay infinitos mayores que otros. Tú eres tan necesario -¡para nada contingente!- como ese alfil derecho blanco del ajedrez: la diferencia es que esa ficha se alumbra siempre que empieza una partida de ajedrez, mientras que tú -tu yo multiversal, una identidad/constelación de límites difusos- solo lo haces al cabo de miles de millones de años y en una pequeña parte de las partidas (universos) del Multiverso: desde luego, mucho más que en una sola vida como la que ahora estás recorriendo. ¿Por qué y para qué? Si me sigues, ya sabes que intuyo que se trata de un juego.
*Los valores de las fuerzas físicas son discretos con certeza. Sin embargo, el carácter discreto del espacio-tiempo es aún una hipótesis, sostenida por la teoría de la gravedad cuántica de bucles.
3 comentarios:
Tu exposición da como ciertas ciertas afirmaciones que, hasta donde yo sé, habitan en el terreno de la creencia: que el universo es discreto, que existe una colección infinita de universos, y que esa colección es continua. ¿Existe alguna demostración de alguna de esas afirmaciones, o al menos el diseño de una prueba de validación o refutación que en algún futuro pudiera realizarse??
Esto no es un artículo en la revista 'Science', Josemi: solo pretende despertar en el lector la misma curiosidad que ha despertado en mí lo que sostiene el físico David Deutsch, pionero téorico de la computación cuántica, en su fascinante libro 'La estructura de la realidad'.
A lo mejor esa era tu intención, pero te invito a repasar lo que has escrito: hablas de las afirmaciones de Deutsch como si fueran una verdad confirmada. En ningún momento dices: "según sostiene Deutsch", "hay unos científicos que afirman esto", etc. No puedes dar a unas conjeturas el mismo tratamiento que a unas teorías validadas y verificadas. Deutsch no es Newton, no es Maxwell, no es Einstein. A lo mejor lo será dentro de dos siglos, quién sabe, pero de momento convendría no confundir a quien se aproxime por primera vez a estas especulaciones. Hay mucho magufo fascinado con todo lo que lleve adosada la palabra "cuántico". Y no conviene a la comunidad filo-científica estar alimentando a los trolls.
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