domingo, 19 de mayo de 2013

Bajo la misma noche

Ni rastro tuyo en el cielo plomizo de este anochecer neblinoso, ni en los árboles cuyos perfiles va disolviendo la oscuridad, ni en la constelación de luces que se va alumbrando en lontananza, ni en el fresco viento que lame las piedras frías y empuja secretamente las hojas secas que nadie ve (y, por tanto, no existen), ni sobre las aguas grisáceas del pantano ni debajo de ellas, ni en los recios mojones de granito ni en las altas torres eléctricas... Pero sé que andas no muy lejos, en algún lugar de la misma noche inmensa que nos envuelve, solo separados por tenues velos del espacio que puede derribar con facilidad la voluntad. Felizmente, dentro del mismo barco que surca sin rumbo las aguas del tiempo, acaso llamados a encontrarnos en uno de sus camarotes.

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