jueves, 22 de septiembre de 2016

Brennan contra la democracia... ¡para salvar la democracia!

El filósofo y politólogo estadounidense Jason Brennan acaba de publicar Contra la democracia, un alegato políticamente incorrecto que no puede dejar indiferente a nadie (salvo a quienes él considera que no merecen votar). En su libro, Brennan pone en entredicho un principio fundamental del sistema democrático: el de que todo el mundo tiene derecho a ejercer una cuota de poder político por el mero hecho de ser ciudadano. Si para conducir hay que sacarse un carné que acredita un cierto conocimiento del funcionamiento y manejo de un coche, así como del tráfico y sus reglas, ¿por qué no habría de exigirse a los ciudadanos una adecuada preparación para poder acercarse a las urnas?... Conductores no cualificados provocan accidentes; votantes no cualificados llevan al poder a demagogos, mentirosos, incompetentes y corruptos.

Brennan propone la epistocracia, un tipo de democracia en la que solo podrían votar aquellos que acreditasen tener un mínimo conocimiento del sistema político y de lo que se dirime en las urnas (o en la que todos podrían ejercer su sufragio pero se otorgase diferente peso a los votos, conforme al conocimiento demostrado por los electores). Y lo hace en un contexto histórico en el que el Brexit está aún fresco y la posible victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de EE.UU. ya no es un gracieta sino una grave amenaza para su país y el mundo entero. Estamos hablando de un asunto capital: la democracia puede estar en peligro a causa, paradójicamente, de su propio principio fundamental de "un hombre, un voto".

La culpa no es de la democracia, sino del creciente desfase entre el desarrollo económico-tecnológico y el educativo-cultural. Ya escribí hace años que una democracia de burros es insostenible, ya que lleva en su seno el germen de su autodestrucción. Un fallo garrafal de las sociedades occidentales ha sido permitir que la telebasura y la basura.com hayan asfixiado el espíritu crítico y el interés ciudadano por el conocimiento y la ciencia. Esto, unido al multiculturalismo mal entendido, ha conducido al Estado multi-incultural en que nos hallamos. De esos polvos vienen estos lodos populistas, ultras y xenófobos en Europa y Norteamérica.

Por mucho que les pese a los partidarios ilustrados del Brexit (entre ellos, el físico David Deutsch), la salida del Reino Unido de la Unión Europea solo ha sido posible gracias al voto desinformado y la ignorancia de muchos votantes de bajo nivel educativo y cultural (no pocos de ellos, votantes tradicionales de izquierda). Y lo cierto es que Trump puede estar a las puertas de la Casa Blanca gracias al voto masivo de esa América profunda religiosa que cree que el mundo fue creado por Dios hace seis mil años y que los homosexuales son unos pecadores, además de ser incapaz de situar a España o Japón en un mapamundi (es lo que tiene ir más a la iglesia que a una biblioteca que no sea la parroquial). Algunos de ellos, además, siguen creyendo a pie juntillas que Obama es musulmán o un lagarto alienígena.

Podemos estar en desacuerdo con Brennan, asumiendo el "un hombre, un voto" como algo consustancial a la democracia o como un mal menor necesario para preservarla, pero no deberíamos desdeñar tan alegremente su propuesta si pretendemos seguir disfrutando de unas libertades por las que no pocos de nuestros antepasados pelearon e incluso dieron su vida.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Caray! Necesito leer el documento completo para salir del shock. Mientras, me han servido de bálsamo los comentarios a la obra de nationalinterest.com

Unknown dijo...

Gran entrada, amigo Nico. Es un debate muy interesante (y ciertamente impopular), pero sólo a través de la reflexión y la crítica avanzaremos en la mejora de nuestros sistemas democráticos. Muy oportuna, en medio de un año tan electoral.

@segadora69 dijo...

Uff! Algo que se piensa en la intimidad, políticamente incorrecto, pero, ¿Qué no lo es hoy en día?. ¿Como votar correctamente cuando estamos inundados de información torticeria y malintencionada?. Se vota por tantas cosas, por ideología acérrima, por despecho, por tradición... No debería ser así, y así nos va. Muy interesante.

prog mule dijo...

Es una satisfacción descubrir que lo que he estado pensando desde hace mucho, y no podía transmitir a la gente por no conseguir sitio en el foro social, va surgiendo en la opinión pública.
En todo caso, muy buen planteamiento por su parte.

JM Martín dijo...

Acabo de descubrir esto, en plena cruzada anti "es mi opinión". Gracias por este texto. Un cordial saludo.

Unknown dijo...

El autor de este libro no se ha dado cuenta de un detalle, y es que el problema no es si la persona tiene capacidad y conocimientos para valorar si a quien vota es alguien conveniente o destructivo, la cuestión es anterior. Cuando alguien decide a quien votar ya ha habido alguna institución que haya permitido a esos candidatos con sus respectivos programas presentarse a unas elecciones.
Por ejemplo: Sería legítimo votar a un partido comunista donde proponen socializar todos los ámbitos de la vida en una sociedad, tipo cuba? Yo creo que sí, siempre que ese partido se haya aceptado que se presentara a las elecciones.
Yo creo que la cuestión es, mediante educación, dotar a una sociedad de la capacidad de determinar cual es el ámbito de decisión de la política sobre los ciudadanos, y que ésta sea lo más limitada posible.

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