El paso de Borja Bartolo Santesmases Huidobro por Ciudadanos ha sido breve. Solo siete meses después de anunciar su marcha del PP para ingresar en el partido de Albert Rivera, el joven de 39 años ha anunciado su regreso a la formación política de Mariano Rajoy. Ya el día de Navidad, poco antes de asistir a misa de 10 acompañado de su novia de casi 16 años Carolina, Santesmases incendiaba las redes sociales con unas polémicas declaraciones: "Odín, Thor y Ra-Asmaninov no existen, ¡juas, juas, juas!". Carlos Floriano, uno de sus grandes valedores durante su etapa en el PP, volvió a salir sorprendentemente en su defensa: "Tiene más razón que un santo, al que le pique es porque ajos come". Y apenas cuatro días después, el joven Borja Bartolo ha convocado a la prensa para anunciar, acompañado del propio Floriano en una batida de caza en Ciudad Real, "mi retorno a la gran casa de la que nunca realmente salí, junto a Carlos, don Mariano y toda esta gente de bien".
Santesmases asegura que el principal motivo para dejar Ciudadanos tiene que ver con su líder, Albert Rivera. "No he logrado convencerle de que si es español tiene que llamarse Alberto, eso es algo que no se negocia y él no lo ha acabado de entender. Él sabrá el porqué de ese empeño suyo estúpido e inconstitucional". Pero ha ido más lejos del desacuerdo con Rivera: Inés Arrimadas también ha influido en su abandono del partido. "Ella se cerraba en banda a ir conmigo a ver alguna peli con unas palomitas y luego dar un paseo, tomar algún refresco -acaso una cervecita fresquita- y todo eso. Me parece muy insolidaria y me ha defraudado profundamente". Asimismo, Santesmases ha denunciado con rotundidad que ni Rivera ni Arrimadas van a misa. "Lo sé de muy buena tinta", añadió, "y, claro, eso explica algunas cosas". El joven político dijo haber informado al respecto al obispo de Córdoba, al de Castellón e incluso a Antonio María Rouco Varela, "para que actúen conforme sea menester". Borja Bartolo, experto en política internacional, terminó sus declaraciones a la prensa con una felicitación navideña a todos los españoles y el deseo de que "tras 500 años de ocupación, la península chilena de las Malvinas sea por fin devuelta por los alemanes al señor Álvaro Uribe".
Un blog personal algo abigarrado en el que se habla de física, cosmología, metafísica, ética, política, naturaleza humana, Unión Deportiva Las Palmas, inteligencia artificial, Singularidad, complejidad y un largo etcétera. Con una sección de pequeños 'Intentos literarios' y otra de sátira humorística ('Paisanaje'). Intentando ir siempre más allá del lugar común y el buenismo. Also in English: picandovoyenglish.wordpress.com
martes, 29 de diciembre de 2015
martes, 22 de diciembre de 2015
¿Podemos con estos mimbres?
Los españoles se acercaron anteayer a sus colegios para votar en las elecciones generales. Bueno, mejor dicho, solo lo hizo un 73,2% del censo: más de un cuarto de la población con derecho a voto ni se dignó a ejercer su derecho (yo creo que si algún día se decidiera en referéndum el restablecimiento de la esclavitud, no menos del 20% de nuestro electorado seguiría sin molestarse en ir a votar, más preocupado acaso por lo último de Gran Hermano, Sálvame o Mujeres, Hombres y Viceversa). El dato de la abstención fue aún más vergonzante en lugares como Canarias: ¡casi un tercio! No es casual que en mi tierra natal haya una especial querencia por lo más infecto de la telebasura estatal, sin perjuicio de la autonómica propia.
Antes de conocer el sondeo a pie de urna, y recordando la PPestafa electoral de 2011, se me pasaron por la cabeza dos cosas: primero volví a preguntarme -de vez en cuando lo hago- qué sería en el mundo de los poderosos sin el concurso de los tontos; luego, en un ejercicio de realismo para no llevarme un chasco (las encuestas de Andorra me habían animado), fui nuevamente consciente del riesgo de sobrestimar a los españoles.
Estos pensamientos se afianzaron al día siguiente de las elecciones tras charlar con una compañera que había sido apoderada de Podemos en un colegio electoral de un barrio humilde de la periferia de Madrid. Lo que me contó es buen ejemplo de que la realidad supera muchas veces a la ficción. ¡Y menuda realidad! Estar todo el día en un colegio electoral puede proporcionar información más relevante que todo un trimestre en un máster doble de Sociología y Psicología.
Para empezar, el tipo dominicano de edad media, acompañado de su numerosa prole y vestido como si fuera al templo evangélico, que le dice solemnemente a mi compañera, pese a lucir ella un cartelón de Podemos: "¿La papeleta del señor don Mariano Rajoy, por favor?" (éste es el típico que votaría en EE.UU. a Donald Trump solo por su conservadurismo religioso, aunque en su programa figurase expresamente la expulsión de los inmigrantes latinos). A continuación, el chico de origen ecuatoriano que con amaneramiento extremo pregunta dónde está la papeleta del "guapito". ¿El guapito? "Sí, es que no he encontrado la papeleta con su foto" (hablaba de Albert Rivera, claro).
Pero no seamos injustos con la inmigración: el paisanaje nativo no es un dechado de virtudes. Al parecer, no era infrecuente el votante español de pura cepa de en torno a los 30 años que iba por primera vez a las urnas (ya había tenido, por edad, ocasiones de haberlo hecho varias veces) y no tenía ni puta idea de qué hacer. Algunos de los electores que no venían con el voto de casa cogían la papeleta sepia del Senado y la metían sin más en el sobre... ¡sin marcar las equis correspondientes! Mi compañera sospecha que incluso más de uno cogió la papeleta del Senado y la papeleta de Falange (solo por el hecho de estar justo al lado del montón de las sepias) para meterlas en sus respectivos sobres y volverse a casa muy ufano. Esto ya me parece un tanto exagerado, aunque no hay que perder de vista el analfabetismo funcional que sigue exhibiendo nuestro país. Es algo que sorprende a mucha gente que apenas ha salido de su burbuja de clase media relativamente acomodada. Pero el país real es el representado en la mili de antaño o en ese colegio electoral de anteayer, no en el estrecho círculo de amigos de la Universidad, del trabajo o de la vecindad de barrio bien.
Por si fuera poco, el apoderado del PP era un tipo que no tenía donde caerse muerto, semidependiente de la caridad pública, lo que haría las delicias del tuitero ObreroLiberal (parodia de un obrero de derechas profundamente católico y español que recoge basura de un contenedor, duerme en un cajero automático y come en Cáritas). En suma, un retrato esperpéntico que es fiel reflejo de las carencias de nuestra educación y nos hace dudar de si realmente podemos. Ojalá podamos, porque en esta maltratada España hay mucha gente que se lo merece, pero por desgracia no hay más cera que la que arde. Y hay que ser consciente de ello.
Antes de conocer el sondeo a pie de urna, y recordando la PPestafa electoral de 2011, se me pasaron por la cabeza dos cosas: primero volví a preguntarme -de vez en cuando lo hago- qué sería en el mundo de los poderosos sin el concurso de los tontos; luego, en un ejercicio de realismo para no llevarme un chasco (las encuestas de Andorra me habían animado), fui nuevamente consciente del riesgo de sobrestimar a los españoles.
Estos pensamientos se afianzaron al día siguiente de las elecciones tras charlar con una compañera que había sido apoderada de Podemos en un colegio electoral de un barrio humilde de la periferia de Madrid. Lo que me contó es buen ejemplo de que la realidad supera muchas veces a la ficción. ¡Y menuda realidad! Estar todo el día en un colegio electoral puede proporcionar información más relevante que todo un trimestre en un máster doble de Sociología y Psicología.
Para empezar, el tipo dominicano de edad media, acompañado de su numerosa prole y vestido como si fuera al templo evangélico, que le dice solemnemente a mi compañera, pese a lucir ella un cartelón de Podemos: "¿La papeleta del señor don Mariano Rajoy, por favor?" (éste es el típico que votaría en EE.UU. a Donald Trump solo por su conservadurismo religioso, aunque en su programa figurase expresamente la expulsión de los inmigrantes latinos). A continuación, el chico de origen ecuatoriano que con amaneramiento extremo pregunta dónde está la papeleta del "guapito". ¿El guapito? "Sí, es que no he encontrado la papeleta con su foto" (hablaba de Albert Rivera, claro).
Pero no seamos injustos con la inmigración: el paisanaje nativo no es un dechado de virtudes. Al parecer, no era infrecuente el votante español de pura cepa de en torno a los 30 años que iba por primera vez a las urnas (ya había tenido, por edad, ocasiones de haberlo hecho varias veces) y no tenía ni puta idea de qué hacer. Algunos de los electores que no venían con el voto de casa cogían la papeleta sepia del Senado y la metían sin más en el sobre... ¡sin marcar las equis correspondientes! Mi compañera sospecha que incluso más de uno cogió la papeleta del Senado y la papeleta de Falange (solo por el hecho de estar justo al lado del montón de las sepias) para meterlas en sus respectivos sobres y volverse a casa muy ufano. Esto ya me parece un tanto exagerado, aunque no hay que perder de vista el analfabetismo funcional que sigue exhibiendo nuestro país. Es algo que sorprende a mucha gente que apenas ha salido de su burbuja de clase media relativamente acomodada. Pero el país real es el representado en la mili de antaño o en ese colegio electoral de anteayer, no en el estrecho círculo de amigos de la Universidad, del trabajo o de la vecindad de barrio bien.
Por si fuera poco, el apoderado del PP era un tipo que no tenía donde caerse muerto, semidependiente de la caridad pública, lo que haría las delicias del tuitero ObreroLiberal (parodia de un obrero de derechas profundamente católico y español que recoge basura de un contenedor, duerme en un cajero automático y come en Cáritas). En suma, un retrato esperpéntico que es fiel reflejo de las carencias de nuestra educación y nos hace dudar de si realmente podemos. Ojalá podamos, porque en esta maltratada España hay mucha gente que se lo merece, pero por desgracia no hay más cera que la que arde. Y hay que ser consciente de ello.
viernes, 11 de diciembre de 2015
No existe la casualidad, ni siquiera la causalidad
Imagen de la película Match Point. El anillo acabará rebotando en la barandilla y cayendo al suelo. |
La casualidad no existe. Es una ilusión fruto de nuestra ignorancia, del desconocimiento de la mareante concatenación de causas que hay detrás de cualquier suceso aparentemente fortuito. Todo parece estar determinado, no solo en nuestro ámbito macroscópico sino también a escala cuántica: la ecuación de Schrödinger que describe la función de onda no deja hueco alguno al azar. Lo que sí sabemos a ciencia cierta es que, determinista o no (con libre albedrío o sin él), el mundo es intrínsicamente impredecible y solo podemos anticipar su evolución mediante el manejo de probabilidades. Nunca podremos saber con certeza el resultado de tirar una moneda al aire: salvo que la moneda esté trucada, siempre habremos de conformarnos con la probabilidad del 50% para la cara y el 50% para la cruz. Podemos afirmar con fundamento que si tiramos diez mil monedas, en torno a cinco mil arrojarán cara y otras tantas arrojarán cruz, pero jamás seremos capaces de atinar con certeza absoluta un resultado concreto.
Pero es que quizá la causalidad tampoco exista: el que las cosas se nos presenten como causas y efectos unas de otras sería otro espejismo, esta vez debido al aparente fluir del tiempo. Imaginemos el Universo como un cuadro que pasa por una troqueladora para ser convertido en puzle, con multitud de piezas que encajan perfectamente en una única disposición. Luego tiramos las piezas sobre una mesa o sobre el suelo de cualquier manera. Todas las piezas tienen sus propias marcas, determinadas conjunta y simultáneamente por la troqueladora. Que unas piezas se junten luego con otras por acción de las leyes físicas no es fruto de ningún fenómeno causa-efecto, puesto que ya vienen de fábrica configuradas para ensamblarse de ese modo (¡y solo de ese modo!).
martes, 1 de diciembre de 2015
Indignación en Irlanda tras reivindicar el PP el triunfo español en el Seis Naciones de Rugby
Toda la isla de Irlanda está que trina, desde la Calzada del Gigante hasta el cabo Mizen. Católicos y protestantes, republicanos y unionistas probritánicos, han aparcado sus diferencias para hacer piña frente a las declaraciones ayer del político español del PP Pablo Casado, quien afirmó que "España es la verdadera vencedora de la última edición del Torneo Seis Naciones de Rugby".
El revuelo armado (miles de personas han salido a protestar a las calles de Dublín, Belfast, Cork, etc.) ha obligado a alterar la agenda de Mariano Rajoy, que ha tenido que apagar su habano y suspender el visionado en Internet de un documental de Conexión Vintage sobre las primeras nueve Copas de Europa del Real Madrid. El presidente del Gobierno ha expresado todo su apoyo a su joven diputado: "Miushté, Pablo es un excelente jurista. Si él lo dice, será porque le asisten suficientes argumentos. Lo cierto es que los irlandeses se arriesgan a perder la nacionalidad europea con ese ridículo empeño suyo inconstitucional".
En declaraciones posteriores, esta misma mañana, Casado fundamentó jurídicamente el triunfo de nuestra selección de rugby en un informe ad hoc elaborado por el constitucionalista Jaime de Sota Bamberg, el mismo que redactó hace meses un polémico dictamen - a instancias de la Fiscalía, el Canal 13 TV y el diario La Razón- alertando del riesgo de una victoria electoral de Podemos. En el susodicho informe, De Sota sostiene literalmente que "la no integración en una competición deportiva {en el Torneo Seis Naciones solo participan Inglaterra, Escocia, Gales, Irlanda, Francia e Italia} no confiere strictu sensu legitimación alguna para excluir al no partícipe de cualesquiera beneficios que pudieran derivarse de la concurrencia competitiva".
El también político popular Carlos Floriano ha echado un capote a su joven compañero desde una capea en la comarca toledana de La Jara: "Las declaraciones de Pablo pueden gustar o no, pero son impecables. Nosotros no nos andamos con correcciones políticas estúpidas". Sin embargo, Floriano se ha mostrado partidario de "cierta flexibilidad para ventilar este asunto" al ofrecer a la selección irlandesa la posibilidad de disputar un partido con la española en el polideportivo público de La Roda (Albacete) con el arbitraje neutral del presidente del Tribunal Constitucional Francisco Pérez de los Cobos.
Las palabras de Casado han supuesto la reaparición en público del exmiembro de NNGG Borja Bartolo Santesmases Huidobro, experto en política internacional que ahora milita en Ciudadanos. "Se equivoca mi excompañero Pablo, no podemos hacerle este feo al Reino de Irlanda", ha dicho a la salida del instituto de su novia Carolina. "Sería un insulto imperdonable tanto al Gobierno de Cardiff como a la memoria de Kant y su Estética de la Razón Práctica".
El revuelo armado (miles de personas han salido a protestar a las calles de Dublín, Belfast, Cork, etc.) ha obligado a alterar la agenda de Mariano Rajoy, que ha tenido que apagar su habano y suspender el visionado en Internet de un documental de Conexión Vintage sobre las primeras nueve Copas de Europa del Real Madrid. El presidente del Gobierno ha expresado todo su apoyo a su joven diputado: "Miushté, Pablo es un excelente jurista. Si él lo dice, será porque le asisten suficientes argumentos. Lo cierto es que los irlandeses se arriesgan a perder la nacionalidad europea con ese ridículo empeño suyo inconstitucional".
En declaraciones posteriores, esta misma mañana, Casado fundamentó jurídicamente el triunfo de nuestra selección de rugby en un informe ad hoc elaborado por el constitucionalista Jaime de Sota Bamberg, el mismo que redactó hace meses un polémico dictamen - a instancias de la Fiscalía, el Canal 13 TV y el diario La Razón- alertando del riesgo de una victoria electoral de Podemos. En el susodicho informe, De Sota sostiene literalmente que "la no integración en una competición deportiva {en el Torneo Seis Naciones solo participan Inglaterra, Escocia, Gales, Irlanda, Francia e Italia} no confiere strictu sensu legitimación alguna para excluir al no partícipe de cualesquiera beneficios que pudieran derivarse de la concurrencia competitiva".
El también político popular Carlos Floriano ha echado un capote a su joven compañero desde una capea en la comarca toledana de La Jara: "Las declaraciones de Pablo pueden gustar o no, pero son impecables. Nosotros no nos andamos con correcciones políticas estúpidas". Sin embargo, Floriano se ha mostrado partidario de "cierta flexibilidad para ventilar este asunto" al ofrecer a la selección irlandesa la posibilidad de disputar un partido con la española en el polideportivo público de La Roda (Albacete) con el arbitraje neutral del presidente del Tribunal Constitucional Francisco Pérez de los Cobos.
Las palabras de Casado han supuesto la reaparición en público del exmiembro de NNGG Borja Bartolo Santesmases Huidobro, experto en política internacional que ahora milita en Ciudadanos. "Se equivoca mi excompañero Pablo, no podemos hacerle este feo al Reino de Irlanda", ha dicho a la salida del instituto de su novia Carolina. "Sería un insulto imperdonable tanto al Gobierno de Cardiff como a la memoria de Kant y su Estética de la Razón Práctica".
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
Archivo del blog
-
►
2024
(11)
- ► septiembre (1)
-
►
2023
(10)
- ► septiembre (1)
-
►
2020
(10)
- ► septiembre (1)
-
►
2018
(21)
- ► septiembre (1)
-
►
2017
(30)
- ► septiembre (3)
-
►
2016
(37)
- ► septiembre (2)
-
►
2014
(45)
- ► septiembre (4)
-
►
2013
(40)
- ► septiembre (2)
-
►
2012
(47)
- ► septiembre (5)
-
►
2011
(48)
- ► septiembre (4)