martes, 14 de enero de 2014

'Un Universo de la nada' versus "No puede aver basio (sic)"



Una genial conferencia del físico y cosmólogo estadounidense Lawrence Krauss, celebrada en 2009 a instancias de la Fundación Richard Dawkins en el marco de la Atheist Alliance International, daría pie a la redacción de un libro que ya ha llegado a nuestras librerías en su traducción española: Un universo de la nada. Cuando mi amigo el doctor Salvador Casado me informó hace unos días de la existencia de esta obra, no tardé en buscar información de ella (lo primero, ver si ya estaba en versión digital). Y descubrí en Internet la charla íntegra en inglés de Krauss (la tienes justo encima de este párrafo), con subtítulos en español.

La conferencia de más de una hora, prologada por el propio Dawkins y cerrada con interesantes preguntas del público, fue tan sobresaliente como lamentable la traducción al español de quien subió el vídeo subtitulado a YouTube, lo que me hizo volver a reflexionar acerca de la mala calidad de muchos de los contenidos alojados en Internet (sobre todo en su ámbito hispano). Y eso que todavía no había leído los comentarios al vídeo, de los que aquí abajo hay un pantallazo muy ilustrativo.


No es la primera vez que saco a los trolls a colación en este blog. También he hablado de chiflados conspiranoicos, de punseteces y de analfabetos digitalizados 2.0, sin olvidar a los analfabetos científicos que todavía van por ahí presumiendo tanto de su estéril erudición como de su ignorancia de todo lo ajeno a las humanidades. Son elementos perfectamente reconocibles en el paisanaje de este mundo del siglo XXI.

La verdad es que el contraste es brutal: la fundada hipótesis de que nuestro Universo puede haber sido producto de una fluctuación cuántica en el vacío frente al "no puede aver basio, algo debe existir (sic)" del comentarista de turno; la alusión a la belleza matemática de un universo plano (en el que la energía sería nula) frente al emplazamiento de un simplón conspiranoico a Krauss para que explique por qué una "rasgadura artificial en la línea de tiempo" (??) ha llevado al cierre del acelerador del CERN ("Qué pasó"); las profundas implicaciones de un universo infinito y plano (en el que todos los sucesos volverían a repetirse infinitamente) frente al docto apunte crítico que tilda al cosmólogo de "fantasioso", señala que la luz viaja a 600.000 km por segundo y finaliza con la sutil perla metafísica de que "a tenido que haber un ser que haya existido siempre y ese es DIOS como dice el guste o no (sic)". No pasemos por alto, por cierto, el perfil religioso de estos comentaristas: no se trata de algo casual.

Inteligencia y estulticia, conocimiento e ignorancia, siempre han cabalgado juntos en nuestra especie. Y sin duda lo seguirán haciendo mientras seamos humanos, desmintiendo a aquellos viejos ilustrados del siglo XVIII que soñaban con un mundo de ciudadanos cultos gobernados por la razón. Si Voltaire levantara la cabeza en este tercer milenio, se quedaría asombrado de la quiebra del prestigio intelectual (cualquiera de los comentaristas del vídeo de Krauss podría tener más seguidores en Twitter que él), un fenómeno ligado a la democratización-mercantilización de la cultura y el arte cuyas funestas consecuencias están aún por ver en toda su extensión.

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