Un reciente artículo de Javier Marías en El País alusivo a Gloria Fuertes ha tenido sorprendente réplica días más tarde en el mismo diario: en un tono medio burlón medio condescendiente, el humorista Joaquín Reyes (me confieso un admirador de sus geniales imitaciones de celebridades) le ha afeado su condición de cascarrabias y se ha ofrecido a darle un abrazo antes de invitarle a disfrutar "de las pequeñas cosas de la vida".
El artículo de Marías era tan oportuno como impopular: oportuno por denunciar el tremendo papanatismo alimentado mediáticamente en torno al cine español y la literatura femenina (porque, como en todo, no se puede negar la existencia de "bodrios y mediocridades"); e impopular por considerar, a modo de ejemplo, que la desaparecida Gloria Fuertes "no fue una grandísima poetisa". Esta opinión nada irrespetuosa, amén de respetable y puede que certera (si la obra de Fuertes se limita -lo cual ignoro- a sus graciosas rimas infantiles), se sumaba a sus recientes críticas a Podemos para poner al hijo de Julián Marías en el punto de mira de la muchachada izquierdista en Twitter. Al atacar a una persona tan entrañable y popular como Fuertes (dejemos aparte sus supuestas virtudes literarias), el escritor madrileño se exponía a un más que probable linchamiento en redes sociales. La probabilidad subía al 100% al tratarse encima de una mujer: la condena inapelable por misoginia en el tribunal popular progresista del Twitter estaba cantada.
En su réplica, Reyes juega con la baza antiintelectual para embestir a Marías: sabe que lo intelectual es impopular, que su cosecha de likes siempre será muy inferior a la de algo guay. Por eso insinúa que el escritor no conoce a Grinch, por ser "literatura menor", echándole indirectamente en cara ser un elitista (seguro que Trump, un hombre campechano del pueblo, sí conoce a Grinch y no sabe quién es Coetzee). También le llama "orfebre del despotrique", otra manera de decirle que es un puto amargado (y eso ya sabemos que no es guay, que es de fucking losers). Tan cierto es que la vida se ve diferente según el talante de cada cual como que hay cosas objetivamente desagradables, que no pueden ser negadas si se posee un mínimo de inteligencia, información y sensibilidad. Decir alegremente que en España se vive muy bien porque hay sol, paella y jamoncito, obviando la corrupción generalizada, el mamoneo, la inseguridad jurídica, el incivismo, el bajo capital social y la chapuza diaria, es propio de tontos o/e ignorantes. Aún así, quedas mejor en público esgrimiendo con una sonrisa ese ridículo tópico que sosteniendo que en este país (y no solo aquí, por supuesto) hay unos usos y costumbres bastante mejorables y un montón de cafres que dificultan el disfrute de una vida medianamente civilizada (ante los que más vale, por cierto, estar permanentemente en guardia).
Tampoco vas a hacerte popular ni a obtener muchos aplausos si afirmas que buena parte de lo que conocemos como cultura moderna es basura comercial, que no es lo mismo Grinch o Fast and Furious que una película de Rohmer o de Hitchcock; Maluma, Pitbull o Los Gemeliers que Queen o Maurice Jarre (¡por no hablar de Mendelssohn o Schubert!); Dan Brown que Borges... Lo cual no por impopular deja de ser menos cierto. Esto ya lo abordé en su momento al comentar un interesante artículo de Elvira Lindo titulado "La cobra del pueblo". Rajoy sería todavía menos simpático si dijera que se dispone a leer a Zweig en vez de ver un partido de fútbol por la tele: si presume de esto último es porque sabe que beneficia a su imagen. ¡A ver qué político se atreve a afear la conocida querencia de las masas por la telebasura y otros tipos de mierda!
El desprestigio de lo intelectual, debido sobre todo a la democratización-mercantilización de la cultura (sin negar cierta cuota de culpa de no pocos intelectuales tan engreídos como infumables), es un símbolo de estos tiempos en los que 2 más 2 es igual a 5 si así lo decide la mayoría. Ya vengo diciendo desde hace tiempo que este desprestigio, asociado a la quiebra del principio de autoridad, es una amenaza para la democracia y la continuidad de la civilización: una democracia de burros es insostenible y solo puede empujarnos al abismo en estos tiempos en los que está en juego la propia supervivencia de la especie debido a una crisis ambiental que puede calificarse sin exagerar de existencial.
Un blog personal algo abigarrado en el que se habla de física, cosmología, metafísica, ética, política, naturaleza humana, Unión Deportiva Las Palmas, inteligencia artificial, Singularidad, complejidad y un largo etcétera. Con una sección de pequeños 'Intentos literarios' y otra de sátira humorística ('Paisanaje'). Intentando ir siempre más allá del lugar común y el buenismo. Also in English: picandovoyenglish.wordpress.com
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4 comentarios:
Básicamente lo veo como tú. El anti-intelectualismo ha sido un recurso permanente en los regímenes demagógicos y tiránicos. De Mao a Hitler, pasando con espabilados de todos los pelajes (sobre el anti-intelectualismo en el régimen nazi me gustó la "Historia social del Tercer Reich" de Richard Grunberger -Ariel).
Yo creo que lo que más ha molestado del artículo de Javier Marías ha sido que destape ese papanatismo que señalas en torno a las figuras femeninas en la historia. En general, hasta fechas históricamente recientes, las mujeres no han tenido acceso a amplias áreas del saber ni tampoco a la tribuna pública, con lo cual no han podido producir un gran número de grandes figuras en la mayor parte de los campos. Pero ahora hay que decir que junto a Newton hubo varias féminas de igual o superior magnitud, y que a la par que Kant escribía sus Críticas, había unas cuantas damas que habían superando el idealismo trascendental y hasta Ser y Tiempo de Heidegger. Sencillamente no pudo ser porque el entorno social no lo permitía. Pero cuando la realidad contradice los prejuicios conviene poner a éstos a salvo renegando de la otra.
La "torpeza" de Javier Marías ha sido poner como ejemplo de sobredimensionamiento a Gloria Fuertes, de la que, como tú, tampoco tengo un amplio conocimiento. Y en ello se ha parapetado la crítica. Y eso que Marías comenzaba su escrito haciendo un alegato anti-PP que no venía a cuento de nada, pero que le permitía (o eso pensaba) ponerse a salvo de la sospecha no ser "de los nuestros".
Estamos en la era de las etiquetas. Ojo con el código de barras que le pongan a uno porque en función de cómo se te catalogue estás perdido.
Saludos bien cordiales y feliz verano, Nicolás.
La antesala de un "zombismo" personal y social exacerbado y dominante de un futuro bastante inmediato en el que la inteligencia esta desprestigiada por inconveniente.
Siempre me ha sorprendido tu gran.nivel cultural y tu forma de pensar.
Me han encantado, los términos "mamoneo" y "cafres", algo bastante frecuente, aunque más en el 2.0, a dónde no sé si volveré,
Un placer leerte de nuevo
Totalmente de acuerdo, entre la pedantería y el regodearse de la propia incultura hay todo un espacio en el que sería ideal que se encontrase la mayoría.
Admirar y desear el saber siendo consciente de los propios desconocimientos y limitaciones. El problema está en que cada uno presume de lo que tiene y si se desborda ignorancia lo convertimos en "sabiduría popular" y despreciamos a "los enteraos".
En fin....
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