Una encuesta recientemente publicada señala que siete de cada diez españoles reniegan del euro. Consultar a la ciudadanía a este respecto tiene un punto esperpéntico (ya es la monda cuando se le pide opinión sobre los eurobonos o la reforma del Banco Central Europeo). No es razonable preguntar a alguien sobre cuestiones complejas que desconoce o de las que, en el mejor de los casos, solo tiene un conocimiento muy superficial (y sesgado por los medios de comunicación de masas). Si se pide opinión sobre el euro a expertos, académicos o personas bien informadas será muy difícil encontrar a alguien que niegue los enormes beneficios que nos ha supuesto la adopción de la moneda única europea. Y que no reconozca que la salida del euro sería un tremendo desastre. ¿Por qué habría de resultar menos grotesco preguntar al ciudadano español de a pie sobre el euro que sobre la eficiencia energética de las plantas de desalinización por ósmosis inversa o la oportunidad de la reforma ortográfica de la lengua alemana?
Me pregunto qué opinaremos los españoles acerca de las medidas referidas al Capital estructural (Tier 1) en los Acuerdos de Basilea III o sobre la Directiva 2008/6/CE por la que se modifica la Directiva 97/67/CE en relación con la plena realización del mercado interior de servicios postales comunitarios. O si nos parecerán más fiables los resultados del LHC del CERN que los del Tevatrón en el Fermilab. Habrá que informarse -o no, tampoco hace falta- para ver qué decimos por si acaso recibimos la visita o la llamada de un encuestador. Cualquier cosa menos un 'No sabe/No contesta'.
Me pregunto qué opinaremos los españoles acerca de las medidas referidas al Capital estructural (Tier 1) en los Acuerdos de Basilea III o sobre la Directiva 2008/6/CE por la que se modifica la Directiva 97/67/CE en relación con la plena realización del mercado interior de servicios postales comunitarios. O si nos parecerán más fiables los resultados del LHC del CERN que los del Tevatrón en el Fermilab. Habrá que informarse -o no, tampoco hace falta- para ver qué decimos por si acaso recibimos la visita o la llamada de un encuestador. Cualquier cosa menos un 'No sabe/No contesta'.