Ilustración de Kamran Samimi. |
En Canarias, "majo y limpio" es una expresión que tiene su origen en un juego de cartas: la ronda. Aplicada más allá de una partida de ronda, significa empezar de cero prescindiendo de todo lo anterior. Eso es más o menos lo que podría ocurrir si nuestro vacío (el estado mínimo -no nulo- de energía inherente a cualquier rincón del espacio-tiempo aunque se encuentre vaciado de toda materia-energía) fuera un falso vacío: o sea, si se tratase de un vacío inestable que pudiese súbitamente decaer en otro con un estado menor de energía (el cual, a su vez, podría ser el verdadero vacío u otro también falso).
Para entender esto vale el símil de un pedrusco enorme que se precipita desde lo alto de una montaña y queda detenido en una repisa a mitad del camino: ese no sería un estado estable, ya que un golpe de viento o el impacto de una pequeña piedra podría empujarlo de nuevo hacia abajo del todo (donde sí hablaríamos con propiedad de equilibrio o estabilidad, ya que el pedrusco habría liberado toda su energía potencial). Otro símil muy ilustrativo es el del hielo convertido en agua a una temperatura por encima de los 0ºC y en vapor a una temperatura de 100ºC. El falso vacío de nuestro Universo se correspondería con el pedrolo detenido en la repisa de la montaña (sin llegar abajo del todo) o con el estado de agua líquida (que no es el estado mínimo de energía del H2O).
En nuestra escala macroscópica, "inestable" es algo que no permanece invariable más de unos segundos (por ejemplo, un plato excesivamente inclinado sobre el filo o borde de una mesa) o acaso unos pocos minutos, horas o días. No nos entra en la cabeza que algo que lleva durando 13.800 millones de años sea inestable, pero puede que sí. Si ese fuera el caso, dentro de mil millones de años, o quizá solo dentro de un siglo, en unos pocos minutos o incluso ahora mismo, un accidente cuántico en algún lugar del espacio-tiempo podría formar una burbuja que empezara a expandirse a la velocidad de la luz arrasando y reciclando a su paso todo lo existente para darle otra forma inimaginable (al menos por nosotros, ignorantes criaturas mortales tridimensionales). Ese decaimiento de vacío o reseteo cósmico sería un Apocalipsis del todo impredecible del que solo lograríamos tener noticia instantáneamente. De hecho, ni siquiera nos daría tiempo a pensar una sola milésima de segundo: sería un Game Over en toda regla, invisible e indoloro.
La película de este universo podría acabar de otras tres formas: con su muerte térmica (un estado de máxima dispersión y entropía, con una temperatura homogénea de -273ºC en todas sus regiones, en el que el tiempo acabaría deteniéndose porque ya no podría ocurrir nada), con un Big Crunch (la expansión cósmica se revertiría y el Universo empezaría a contraerse hasta la singularidad o pepita extremadamente densa de la que partió, con la flecha del tiempo apuntando hacia el pasado en vez de hacia el futuro) o con un Big Rip (desgarro del tejido espacio-temporal). La astrofísica australiana Katie Mack confiesa que su escenario favorito es el del decaimiento del vacío, por ser una manera "rápida, limpia y eficiente" de liquidar el Universo. Yo me pregunto: ¿Y también de dar paso a otro escenario quizá más esplendoroso, con otras partículas, otras leyes de la Física y otras asombrosas emergencias?...