viernes, 20 de diciembre de 2013

¡No todo es culpa del capitalismo, compañer@s de la izquierda!

El pensamiento izquierdista ortodoxo achaca todos nuestros males al capitalismo (a veces presentado como neoliberalismo e incluso, en un caso extremo de falta de rigor, como liberalismo). Si la gente se muere de hambre en África, si hay guerras y cruentos golpes de Estado, miseria, narcotráfico, brutal explotación laboral y migrantes cruzando desesperados en pateras el Mediterráneo o a nado el río Grande, la culpa solo es atribuible a ese monstruoso engendro sin alma opuesto a una naturaleza humana concebida únicamente como cooperativa y solidaria, enemigo de los hombres y mujeres de bien (el llamado "pueblo", por definición noble) y de las naciones (también nobles por definición, salvo EE.UU., Israel y acaso España), enfrentado a ancestrales usos y tradiciones que se presumen siempre de mejor pasta.

Aclaremos primero los términos para saber de qué estamos hablando. El capitalismo es un sistema socioeconómico fundado en la economía de mercado (la supuestamente libre concurrencia de oferta y demanda para determinar los precios) y la propiedad privada de los medios de producción, así como en unas relaciones laborales contractuales merced a las cuales unas personas prestan libremente su trabajo a otras a cambio de un salario. Ya dijo Marx en su día, presa de su determinismo histórico de raíz hegeliana, que se trataba de un estadio superior al feudalismo e inferior al socialismo: o sea, de un paso necesario en el tránsito desde el régimen feudal a la quimérica sociedad comunista sin clases (esa a la que ya debería estar apuntando la ejemplar democracia popular socialista de Corea del Norte).

Ahora bien, una cosa es el capitalismo en el plano teórico y otra en la realidad. La economía neoclásica está construida sobre premisas ideales muy discutibles, por no decir falsas, como el comportamiento racional de los agentes económicos (lo cierto es que muchas veces la gente actúa irracionalmente), la información perfecta (no es así, aparte de que hay personas más informadas que otras) o la igualdad ante los mercados (solo hay que tener un poco de sentido común para advertir que no es igual el poder negociador de un trabajador que el de un empresario que lo contrata)*. Las interferencias en el libre mercado, tanto por manejos de las propias empresas (cárteles, oligopolios, etc.) como de los poderes públicos (ayudas, licitaciones, regulaciones...), hacen que la competencia perfecta tenga solo una existencia platónica.

El capitalismo es un gran generador de riqueza material pero también de desigualdad, un sistema potencialmente muy dañino tanto para el medio natural como para la felicidad humana (al dar valor solo a aquello que lo tiene en el mercado). Ahí es donde está el Estado -y entidades supranacionales como la UE- para corregirlo, ponerle límites y determinar qué bienes y servicios pueden ser comprados y vendidos (hay un amplio consenso, por ejemplo, en que no debe haber carne humana para el consumo en los supermercados). Es precisamente la existencia del Estado como agente político regulador, y también como sujeto económico, lo que hace que lo que entendemos por capitalismo no sea ni por asomo parecido en Suecia que en El Salvador, en Canadá que en Somalia. Por otro lado, a nadie se le esconde que el poder y la influencia de los Estados Unidos en el concierto económico y político mundial no es el mismo que el de Timor oriental: por desgracia, sus relaciones nunca serán de igual a igual, pero ni con el capitalismo ni con ningún otro sistema.

Neoliberalismo, liberalismo y errores de la izquierda

El neoliberalismo es una corriente ideológica sacralizadora del capitalismo que desde principios de los años 80 del siglo pasado (con los derechistas Reagan y Thatcher en el Gobierno de sus respectivos países) pretende minimizar la intervención estatal en la economía, adelgazar el sector público, desregular los mercados de trabajo y liberalizar los flujos de bienes y capitales (no así el de personas, que se mantiene a raya mediante altos muros y vallas con concertinas). Sus defensores suelen ser tan liberales en lo económico como conservadores en lo social y moral (les preocupa sobre todo la moral sexual: no les hablen de derechos humanos y mucho menos de ecología o derechos de los animales).

Resulta esperpéntica la apropiación del liberalismo, una de las ideologías más nobles que ha alumbrado la humanidad, por meapilas opusinos o teapartistas que quieren sacar a Darwin de las escuelas, abominan de los homosexuales, desean convertir a las mujeres en conejas dedicadas solo a sus labores, se oponen a legalizar las drogas y ya en el colmo sufren la enfermedad del nacionalismo. Los auténticos liberales, lo más alejado de esos tipos de la FAES o el Tea Party, representaban la izquierda en el Siglo de las Luces. Tanto es así que en EE.UU. el término liberal, a diferencia de en Europa, sigue siendo sinónimo de izquierdista. La verdad es que se me ocurren pocas cosas más progresistas que la defensa de la libertad (para hacer con tu vida lo que quieras con el único límite del respeto al prójimo), la igualdad ante la ley (con independencia de raza, sexo, religión o no, etc.), la laicidad (para liberar de la opresión religiosa a quienes no quieran doblar la cerviz ante el sumo sacerdote de turno) o la legalidad democrática (lo contrario de la arbitrariedad y el abuso a manos de los más poderosos).

Uno de los errores de bulto de la izquierda tradicional es considerar que la democracia y sus libertades -nada formales, desde luego- son la otra cara necesaria del capitalismo, que forman parte con este del mismo paquete. Quienes estamos a disgusto con el capitalismo de casino y su grosero materialismo (ya no solo por una cuestión ética y estética, sino porque nos estamos jugando la supervivencia de la especie) tenemos en la democracia -por muy imperfecta que sea- una vía para impugnarlo y superarlo. No nos confundamos: la democracia no es un regalo sino una concesión de los más poderosos arrancada por la presión de las luchas obreras que tanta sangre derramaron en los dos últimos siglos. Yo no quiero perder la democracia pretendiendo acabar con el capitalismo, sino superar el capitalismo a través de la democracia (claro está, con el concurso de la mayoría: si la gente no desea ese cambio, no pretendamos salvarla contra su voluntad de comer mierda a gusto).

Otro error de esa izquierda más dogmática es su diagnóstico de los problemas, que suele caer en lo tópico e incluso lo pueril. Y con diagnósticos incorrectos no se solucionan las cosas. Por ejemplo, la gente solo se muere de hambre cuando sus regiones o países son azotados por guerras o desastres naturales (sequías, inundaciones, etc.) que destruyen las cosechas y la economía local e impiden la distribución de alimentos. Más allá de esas situaciones, lamentablemente no infrecuentes en el llamado Tercer Mundo, nadie perece por inanición (esto no significa negar problemas de malnutrición que siguen siendo un insulto a la dignidad humana). Dicho de otro modo, la muerte por hambre en el mundo tiene mucho menos que ver con el capitalismo o el neoliberalismo que con la fragilidad institucional de Estados dominados por elites corruptas que se venden al mejor postor occidental o chino. Lo que a su vez es posible gracias al adormecimiento o idiotización de las masas locales por la religión, el espíritu de la etnia y las (malditas) tradiciones. Y a la indiferencia de los ciudadanos de Occidente, que no castigan en las urnas o en la cesta de la compra a sus políticos y empresas cómplices (¿conocen a alguien que no reposte gasolina en Shell por destruir el delta del Níger o en Texaco por sostener la dictadura de Guinea Ecuatorial?).

Tampoco parece que el capitalismo o el neoliberalismo sean muy culpables de la pobreza en países como Marruecos, Afganistán o India. Supongo que algo tendrá que ver que Marruecos cuente cerca de un tercio de su población como analfabeta (porcentaje muy superior si solo consideramos a las mujeres). Supongo que alguna mala influencia habrá en las tradiciones tribales afganas o en el sistema de castas indio. Finlandia y Grecia son países capitalistas, pero eso no parece marcar la diferencia: habrá que ver otros factores culturales e institucionales (los que impiden a un médico de la Seguridad Social de Helsinki, a diferencia de uno de Atenas, recibir de sus pacientes sobres con dinero para asegurar una buena asistencia). Estados Unidos y España también son países capitalistas, pero yo compraría confiado un coche usado allá y me cuidaría mucho de hacerlo aquí (no es que los estadounidenses sean más honrados, sino que saben que caería sobre ellos -y con prontitud- todo el peso de la ley). En suma, que la calidad de la democracia y sus instituciones es mucho más determinante al respecto que la simple etiqueta de capitalista. A todo esto, ¿es China un país capitalista?...

Pero donde más yerra el izquierdismo convencional es sin duda en su visión buenista del ser humano (explotadores capitalistas aparte), ignorando que el egoísmo y la maldad son mucho más antiguos que el capitalismo y deben ser tomados en cuenta en todo sistema u organización en el que estén implicados bípedos implumes. Idolatrar al mercado como hacen los neoliberales -aunque en países como el nuestro no duden en trincar al mismo tiempo de lo público- es una estupidez, pero también lo es ignorar ciertos principios económicos básicos (como hace a golpe de decreto el Gobierno de Maduro en Venezuela) creyendo que así puede acabarse de manera sostenible con la pobreza. Desde luego, si uno espera que la mayoría de la gente haga algo diferente a perseguir su propio interés, es mejor que aguarde sentado y a la sombra (ya dijo Adam Smith que no es "la benevolencia del cervecero o el panadero" lo que hace que podamos disfrutar de la cerveza o el pan).

La monja progre-nacionalista-conspiranoica Teresa Forcades nos cuenta que no hay que tener miedo a que "la lucha organizada por una alternativa al capitalismo nos pueda conducir a una situación peor que la que tenemos". Pues yo he de reconocer que temo a esta gente que quiere salvarme llevándome con diagnósticos infantiles a escenarios tan inquietantes como una eventual independencia traumática de Cataluña. Porque sé cómo somos y porque el mañana no tiene por qué ser mejor que el ayer (aunque Hegel y Marx se empeñasen en sostener lo contrario). Por cierto, me considero de izquierda y no creo que esto esté reñido -¡todo lo contrario!- con sentirse liberal.

*Vaya mi desprecio a esos economistas del siglo XXI creyentes -en un sentido religioso- en "manos invisibles", que pretenden entender el mundo solo con su arsenal de curvas y derivadas matemáticas sin saber nada de Historia, Geografía, Psicología y otras humanidades.

lunes, 9 de diciembre de 2013

La felicidad


Nos pasamos la vida persiguiendo con mayor o menor fortuna eso que llamamos felicidad. ¿Pero nos referimos a lo mismo? A todos (a unos más que a otros) nos hace felices el poseer cosas o disfrutar de ellas: comida, bebida, ropa, coches, casas, gadgets tecnológicos... A todos (a unos más que a otros) nos gusta el sexo (para algunos, el paraíso consiste en follar con el mayor número posible de congéneres), el afecto y el reconocimiento social. Muchas personas son felices suscribiéndose a una creencia religiosa confortadora y/o poniéndose al servicio de los demás (hijos, padres, nietos o incluso gentes necesitadas de ayuda al otro lado del mundo). Hay otras que encuentran dichosa la búsqueda del éxito económico y el poder, que permite disponer más fácilmente tanto de los objetos como de la voluntad de los humanos. Las hay que se decantan por los paraísos artificiales de la droga. Una minoría opta por el deporte o la creación artística, y otra es feliz asomándose con la intuición y la razón a los profundos misterios que nos rodean: la naturaleza humana, la vida, el Universo, la conciencia...

No me atrevería a afirmar que algunas de esas fuentes de dicha no sean genuinas (ni siquiera la vía de los paraísos artificiales de la droga), o que sean mejores o peores que otras. Lo que sí creo es que, si violamos la sabia virtud de la templanza (¡cuánta razón tenía Epicuro!) y/o nos distraemos del necesario autoconocimiento, con ellas podemos desencaminarnos de la felicidad más profunda. Ésta, la más íntima y menos efímera, es el estado de paz interior fruto de la autoaceptación ligada al autoconocimiento, de la aceptación del mundo -con todo lo que nos agrada y desagrada, lo que no debe ser confundido con conformismo y servilismo-, del relativo desapego de las cosas materiales y de la libertad y tranquilidad de conciencia (es obvio que el autoengaño no entra en el paquete). En buena lógica se podría decir que no es posible esa Felicidad con mayúsculas si no están cubiertas las necesidades básicas (alimentación, vestido, cobijo y afecto), pero los budistas subrayan que se trata de un estado interior que no depende de nada externo. Y es probable que anden en lo cierto...

Sin necesidad de ser un monje zen, creo que podemos fundamentar razonablemente nuestra felicidad en este ajetreado mundo del siglo XXI sobre tres grandes pilares: esa irremplazable paz interior (que hay que trabajarse a diario), el disfrute sosegado de los pequeños y grandes placeres (desde el café con leche matutino hasta un buen revolcón pasando por la reparadora siesta, la lectura de Coetzee, un paseo campestre o el calor nocturno de la chimenea hogareña) y la ilusión. Porque es necesario tener siempre al menos alguna meta ilusionante, algún faro hacia el que dirigir nuestros pasos, algún motivo que dé sentido a la existencia con independencia de que lleguemos a alcanzarlo o no. Recordemos que Borges -el mismo que reconoció que su mayor pecado era no haber sido feliz- sostuvo que la felicidad era "frecuente" y que "no pasa un día en que no estemos, un instante, en el paraíso".

sábado, 30 de noviembre de 2013

No todo es posible (aunque lo digan Paulo Coelho y Justin Bieber)

(Este post es fruto de una de esas inolvidables conversaciones con mi querido amigo José Miguel Santos, una de las mentes más lúcidas de Canarias)

¿Quién no ha oído alguna vez eso de que "todo es posible si crees en ello o confías en ti"? Lo que sí es casi imposible es no encontrarse recurrentemente en Internet con frases de ese estilo, escritas sobre el fondo de hermosos paisajes o imágenes kitsch a cuál más cursi. ¡Hasta Justin Bieber (desde su ingenuidad) lo dice! 


No es ser un aguafiestas afirmar que se trata de una gran mentira, que no todo es posible por mucho que uno crea que lo es (la mera creencia no hace posible lo imposible, ni menos improbable lo improbable). En primer lugar, porque todos estamos condicionados: hay condicionamientos generales (ningún ser humano puede dar un salto a pelo de 50 metros o concebir mentalmente un espacio tetradimensional) y otros personales, muchos de los cuales son igual de impepinables que los primeros.

Por mucho que yo ahora me proponga correr los 100 metros lisos por debajo de los 10 segundos en un semestre (o en un decenio), no hay ninguna posibilidad razonable de que lo logre: a diferencia de Usain Bolt, tengo -¡no solo yo!- un condicionamiento o limitación personal a ese respecto (seguro que tampoco lo habría conseguido aunque mis padres se hubiesen empeñado en que lo lograse desde mi más tierna infancia). Algunos de estos condicionamientos personales son sobrevenidos, fruto de las circunstancias y el azar: si en agosto de 2004 hubiesen venido acompañando a mi querido hijo otros tres hermanitos gemelos, es muy probable que yo no hubiese abierto jamás este blog (y que, por ende, estuviese ingresado en un sanatorio mental sujeto a una camisa de fuerza).

Por otra parte, todos tenemos caracteres diferentes (innatos en buena medida, por cierto). Hay gente más extrovertida, más optimista, más emprendedora, más resistente al dolor y la adversidad, con mayor capacidad de previsión y organización... Sobrevivir a un campo de concentración, como hizo Primo Levi en Auschwitz, no estaba al alcance de todo el mundo: había que tener ciertas cualidades. Podemos modular nuestro carácter con la práctica y la experiencia, pero el peso de lo innato siempre será muy grande.

La madurez es la que te hace ser consciente tanto de tus habilidades como de tus limitaciones, la que te permite determinar si algo es un sueño razonable o una quimera disparatada. Constatar que uno no vale para el baloncesto, la pintura o la escritura no ha de ser una tragedia: el drama está en creer erróneamente lo contrario y derrochar energías -y acumular frustraciones- en la persecución de metas irrealizables.



sábado, 23 de noviembre de 2013

En chanclas al Parlamento... con el permiso de Pérez-Reverte

Autor: Adilette1972

El otro día, en su ya tradicional misa tuitera dominical, Arturo Pérez-Reverte afirmaba que "un Parlamento que permite a sus miembros ir en chanclas no puede quejarse de nada". Le pregunté qué problema había en ir con chanclas y si éstas afectaban al entendimiento de sus señorías. Fiel a su estilo entre condescendiente y faltón (natural en quien ya está de vuelta de todo por haber sido novio de la muerte), el creador de Alatriste no tardó en replicar: "Ir con chanclas a un Parlamento afecta a la dignidad de ese parlamento y de la España de mierda que lo tolera". "No sé si me explico lo bastante claro, oiga. Lo triste es tener que explicárselo a usted", añadía en un tuit inmediatamente posterior.


Sigo esperando que este defensor de la guillotina y de los cojones bien puestos argumente racionalmente -y, si es posible, sin faltar- por qué ir con ese tipo de calzado a un Parlamento es algo indigno. Y también por qué esta supuesta indignidad ha de darse por sentada, como si fuese un axioma sobre el que no cabe decir ni pío.

La verdad es que el comentario de Pérez-Reverte es una buena españolada, un botón de muestra de esa "España de mierda" que tanto denuncia en sus escritos (no sin razón, ciertamente). Es muy propio de la mentalidad rancia del viejo hidalgo castellano, tan preocupado por las formas y las apariencias, tan obsesionado en marcar distancias con el populacho -y con el indio, el moro, el judío, el protestante- por sus estúpidas ínfulas de gloria. Esta hidalguía forma parte del ADN del español medio, y es en parte responsable de la ruina de este país y del imperio que llegó a levantar hace siglos a golpe de arcabuz, testosterona y fanatismo religioso. Mejor nos hubiese ido si muchos de nuestros antepasados distinguidos se hubiesen puesto a currar, a semejanza de sus contemporáneos anglosajones, aunque fuese en harapos y descalzos.

Hace bastantes años se reunieron para trabajar en la construcción de una carretera en Canarias sendos grupos de ingenieros estadounidenses y españoles. Según me cuenta un testigo presencial, los primeros iban con mono; los segundos, todos enchaquetados. Huelga decir quiénes eran más profesionales y batían el cobre. Una de las peores afrentas a muchos de esos tipos emperchados (entre los que se cuentan no pocos inútiles enchufados) que pueblan nuestros bancos, bufetes de abogados, diputaciones, claustros universitarios, instituciones académicas o consejos de administración de empresas es que les lleguen a confundir con un camarero. ¿No han oído nunca esa sandez tan hispana (dense por incluidos todos los latinoamericanos, por supuesto) de que en la forma de lucir un traje se nota si uno es un camarero o un señor?

Más nos valdría echar un vistazo a lo que pasa en los lugares más civilizados del mundo, por ejemplo el norte de California. De esos lares no solo podemos tomar lecciones empresariales y ecológicas. Recordemos que el desaparecido Steve Jobs hacía sus presentaciones en vaqueros y zapatillas. En las empresas de Silicon Valley hay gente que va en chanclas  a trabajar (¡es incluso chic!). Lo importante son las actitudes y capacidades, no la forma de vestir de cada cual. El cofundador de Google Sergey Brin se dirigió en 2010 a la prensa en calcetines y con un maillot de ciclista. 

Más de un españolito imbuido de ese infecto espíritu hidalgo, de ese engreimiento fatuo que casi nunca va acompañado de la valía personal, aduciría: "Sí, muy rico el yanqui, pero con ninguna clase". La clase es un concepto subjetivo y muy vago que siempre saca a colación quien presume de poseerla. Desde luego, si la clase de una persona solo está en su (supuesto) buen gusto por vestir, en su elegancia a la hora de agarrar un tenedor, en su sabiduría para escoger un buen vino o en la manera de andar o fruncir el ceño al fumar, pues se trata de un concepto sin demasiada importancia (tanta como la puntería al mear o la habilidad para hacer sudokus).

Un reparo razonable a las chanclas se fundamenta en el temor a caer por una pendiente resbaladiza: ¿Y por qué no permitir la entrada en taparrabos en el Congreso, e incluso de sus señorías desnudas zampándose un bocata de chorizo?... La moda y los usos sociales son algo cambiante. Hace no mucho, era impensable ir sin corbata o en vaqueros a trabajar en una oficina. Esto ha cambiado, por fortuna, y hoy en día no debiera causar escándalo en un país civilizado. Como no lo debería causar el que una pareja de homosexuales se pasee de la mano por la calle. Al fin y al cabo, mientras uno vaya debidamente aseado, ¿qué mas da zapatos de vestir, mocasines o chanclas? Sinceramente, prefiero a un diputado que vaya en chanclas al Parlamento y trabaje con honestidad y profesionalidad a otro que solo gaste las suelas de este calzado en oscuras andanzas por los paseos marítimos de las islas Caimán.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Tú, yo y todos: únicos, repetibles e imborrables

Hace semanas que me asalta una profunda intuición, la de que todos nosotros (cualquier ser vivo con conciencia, por primitiva que sea) somos al mismo tiempo únicos, repetibles e imborrables. Algo así como una obra musical, pongamos que como el concierto de viola en Do menor de Johann Christian Bach.
Tengamos primero en cuenta que lo que conocemos como nuestro yo físico en cada momento (porque el yo físico de hace un segundo no es el mismo que el de dentro de un segundo) es una combinación gigantesca de partículas físicas (electrones y quarks) dispuestas en el tablero del espacio-tiempo. Los estados de conciencia están asociados a estas combinaciones. El flujo del pasado al futuro de los sucesivos estados de conciencia es lo que hemos dado en llamar el yo.

Seríamos únicos en el sentido de que la combinación que nos define solo se correspondería con nosotros (y no con cualquier otro objeto del Universo). Seríamos repetibles en la medida en que esa combinación podría ser reproducida infinitas veces en un hipotético Multiverso. Seríamos imborrables porque nuestra fórmula estaría inscrita de manera indeleble -¿y acaso necesaria?- en el tejido del Cosmos. La partitura del concierto de viola de Johann C. Bach es también única, repetible e imborrable. Aunque destruyésemos el original y todas sus copias y reproducciones, la exacta combinación de sonidos que expresan seguiría intacta en un almacén platónico más allá del espacio y el tiempo. Nada menos que el gran Richard Dawkins, el tipo menos sospechoso de ser un cantamañanas o de decir chopradas, sostiene en El relojero ciego que todas las formas biológicas posibles están ahí fuera en una especie de hiperespacio platónico a disposición de la evolución. ¿Y por qué no también, en sus respectivos hiperespacios ideales, el concierto de viola en Do menor y tu propio yo mental o conciencia?

Este guiño a Platón nos aboca a una especie de predestinación calvinista: ¿Por qué hemos tenido la suerte de ser humanos y no almejas o paramecios? ¿Por qué hemos tenido la suerte de ser nosotros y no Carlos Floriano? ¿Por qué hemos tenido la desgracia de ser nosotros y no Brad Pitt o Einstein? ¿Por qué no hemos tenido que pasar (¡toquemos madera!) por un campo de exterminio?: ¿acaso somos mejores que la guapa, encantadora e inteligente niña de tres años que Primo Levi vio en el tren camino de su bárbaro fin prematuro en Auschwitz?... Pero sería como si en el número 23.175 el dígito 2 se lamentase de ser más bajo que el 3 o anhelase estar en el puesto del 7. O como si el polo norte se planteara por qué no es el polo sur. O como si una nota del concierto de Johann C. Bach pretendiese colocarse en otro lugar de la obra o escaparse de ella. Somos irrevocablemente lo que somos, por la misma razón por la que el dígito 5 es el último del número 23.175. Y cada vez que se alumbre una conciencia con nuestra precisa fórmula en cualquier Universo, seremos nosotros los convocados, como uno de los modos que tiene el Cosmos de percibirse parcialmente a sí mismo a través del espacio y el tiempo.

Ahora bien, el concepto de yo se emborrona en el Multiverso cuántico porque toda alternativa (ir por un camino a la izquierda o a la derecha) se ramificaría infinitamente llevándonos a individuos parecidos pero con diferentes historias y, por tanto, yoes ligeramente distintos tras cada ramificación. Mi yo que no volvió a España en febrero de 1994, porque se quedó a vivir en Inglaterra, sería ahora, al cabo de casi 20 años, algo diferente al que vive en Madrid y esto escribe. Así pues, ese que se estableció en Londres, ¿podría ser considerado yo? Desde luego, no estaría más lejos que mi yo de 1982 en Canarias...

viernes, 8 de noviembre de 2013

Madonna encuentra la luz en la Iglesia del Palmar de Troya


La larga búsqueda espiritual de Madonna parece haber llegado a su fin en el lugar más insospechado: la localidad sevillana de Utrera. La conocida fascinación de la cantante por la Cábala judía, y más recientemente por el Islam, ha sido desplazada por la pasión que actualmente siente por la Iglesia Cristiana Palmariana de los Carmelitas de la Santa Faz, más conocida como Iglesia del Palmar de Troya. "Creo que es muy importante estudiar todos los textos sagrados, y en ello estoy", asegura en una entrevista a Harper's Bazaar la estadounidense de origen italiano, que aparece fotografiada con sendos ejemplares fotocopiados en inglés del Catecismo Palmariano de Grado Elemental y de las Preguntas más Frecuentes de las Apariciones de la Cruz Blanca.



La prensa del corazón achaca su repentino interés por la Iglesia del Palmar de Troya a su nuevo novio, el joven butanero jiennense Carlos Gómez Latorre, miembro de esta confesión desde su adolescencia. Con él ha visitado la catedral-basílica de Nuestra Madre del Palmar Coronada, levantada en Utrera durante el pontificado del fallecido Gregorio XVII el Muy Grande, así como el bar de Mula (Murcia) donde veía los partidos de fútbol de Canal + el actual pontífice Gregorio XVIII y las tumbas de San Francisco Franco en el Valle de los Caídos y de San Cristóbal Colón en la catedral de Sevilla.

"A quien no le guste, es muy sencillo: que me haga un unfollow ya en Twitter", decía la diva de Chicago tras subir una foto hace días en Instagram, acompañada de su novio, junto al baño de mujeres de la estación de servicio burgalesa de Quintanapalla (en dirección Burgos). La cantante asegura en la entrevista a la revista americana que fue allí, en el transcurso de una breve micción en el verano del año 2010, cuando recibió una "indescriptible" señal divina que ahora ha podido ser decodificada conforme al Catecismo Palmariano de Grado Elemental.

En Harper's Bazaar, Madonna ha afirmado que ejercerá toda su influencia para levantar las excomuniones que pesan sobre todos los espectadores del mundo que hayan visto la película Jesucristo Superstar. El butanero Gómez Latorre es un abanderado del levantamiento de estas excomuniones, ya que hace un par de años su madre empezó a ver, inadvertida, este filme después de un Sálvame Deluxe en Telecinco. "La pobre mujer no sabía nada", dice Madonna. "Cuando Charlie llegó en la furgoneta del trabajo", añade, "se la encontró en el sofá con la película casi terminada". La diva de Chicago no ha entrado a valorar el resto de excomuniones de la Iglesia de su novio, una lista en la que se encuentran personalidades como el rey Juan Carlos I de España y el antipapa polaco Juan Pablo II.

Cabe añadir a este respecto que un imán de Fuengirola ha remitido un burofax en árabe dialectal a la cantante lamentando su nuevo rumbo religioso e informándole del castigo reservado a los apóstatas en el supuesto de que hubiese llegado a abrazar públicamente la fe de su exnovio francés Brahim Zaibat.

Nota: CUALQUIER PARECIDO DE ESTE ARTÍCULO CON LA REALIDAD ES MERAMENTE CASUAL

sábado, 2 de noviembre de 2013

Hastiados de estos mongoles de izquierda


"Revista satírica sin mensaje alguno", así se autoproclama en su web y en redes sociales la Revista Mongolia, nacida en marzo del año pasado para, según su decálogo de lanzamiento, "perseguir con tinta a bandoleros, farsantes, embusteros y demás fauna que anteponga sus intereses personales y los del Fondo Monetario Internacional a los del mundo mundial". En otro punto del decálogo se lee (atención, porque se supone que lo siguiente debe hacernos gracia): "No somos ni de izquierdas ni de derechas. Repetimos: no somos de derechas".

Lo cierto es que sé de gente de izquierda, pero inteligente (porque tontos también los hay en la izquierda aunque muchos izquierdistas -claro está, los más estupidos- no lo acepten), que ha acabado hastiada del sectarismo, la simpleza, la soberbia y la agresividad gratuita que destila esta publicación en las redes sociales (particularmente en Twitter). Acaso solo sea culpa de la persona que tuitea, pero me temo que va más allá. Estos tipos y no pocos de sus seguidores exhiben todos los tics de la siniestrona, empezando por esa pretendida superioridad moral e incluso intelectual (no sé cuál de estas dos pretensiones es más grotesca, a la vista de sus tuits). Luego está la nula autocrítica. Y, lo que probablemente sea más irritante, esa asimetría en virtud de la cual si ellos se burlan de alguien es sentido del humor y aguda ironía; si otros intentan burlarse de ellos, es fascismo, idiotez o hijoputez (o las tres cosas a la vez).

El otro día tuiteaban: "Confirmado: otro domingo que no vamos a misa". Dan por hecho que debe hacernos gracia esta muestra del anticlericalismo más simplón. Pejiguera de mí (no en vano, este blog se llama Picando voy), les pregunté cuál era el chiste. El administrador de la cuenta no tardó en retuitear mi pregunta. Para quien conozca Twitter, el propósito era claro: mostrar a sus miles de seguidores mi ocurrencia insolente para así invitarles a un linchamiento virtual. Y no tardaron en llegar los comentarios, todos ellos con ataques ad hominem (al facha hay que agredirlo por cualquier flanco): que si el chiste era yo, que si el chiste era mi careto...

Preguntas dónde radica la broma y te responden que tienes cara de tonto, que eres un católico indignado y, por supuesto, que eres un estúpido. Ironía fina de izquierdas frente al idiota catolicón (por cierto, mi opinión sobre la religión está muy próxima a la de Richard Dawkins) que osa desafiarnos en este foro tan progresista y guay.

Blanco o negro, o conmigo o contra mí. Los conozco bien y sé de qué pie cojean, porque ya me he topado en mi vida con unos cuantos de estos y estas. Lo que más les desconcierta es que no les ofrezcas su imagen especular, la de un facha españolista. No entienden que, si les entras al trapo, puedas ser otra cosa que un cutre y despreciable reaccionario (con oscuros intereses personales, por supuesto).

Como dice el escritor Paco Bescós, no hace falta creer en Dios para ser religioso. Porque estos y estas lo son a su modo, con su burdo marxismo de manual infantil, su intolerancia grosera y su incapacidad para distinguir los grises y los matices. Si su iglesia lanza una fatwa contra Vargas Llosa, por ejemplo, no dudan en adoptarla religiosamente: es un fascista y punto, aunque no hayan leído jamás una línea suya.


Alberto Begue me dice que ellos no son el enemigo, que los responsables de nuestro despojo se sientan en escaños y consejos de administración. No le falta razón, pero recordemos lo que ha pasado en Euskadi en las últimas décadas. En Cataluña está ocurriendo algo parecido desde hace un tiempo, aunque con un perfil afortunadamente mucho más bajo. Aunque nuestros verdaderos adversarios sean ahora mismo esos sinvergüenzas encorbatados que entran y salen de lo público a través de sus engrasadas puertas giratorias, no hay que desdeñar otros riesgos. Uno de ellos es la extrema derecha populista y xenófoba, sin duda gente muy peligrosa. Otro es el representado por la extrema izquierda intransigente (aunque muchas veces tenga mejores intenciones que el otro extremo, lo que no es consuelo alguno). Ya no hablemos de si encima, al igual que los otros, son nacionalistas (pero de una bandera diferente a la rojigualda, lo que no lo mejora).

sábado, 26 de octubre de 2013

El Real Madrid celebrará su partido 5.000 sin un jugador de Papúa-Nueva Guinea

El Real Madrid ya se prepara para la gran fiesta del próximo miércoles en el Santiago Bernabéu: el azar del calendario ha querido que el Sevilla sea el rival del equipo merengue en su partido 5.000 consecutivo sin un jugador de nacionalidad papú, lo que será celebrado por todo lo grande tanto en el templo merengue como en la lejana Papúa-Nueva Guinea. Sergio Ramos ha hecho un llamamiento a equipo y afición para centrarse en el derbi de esta noche con el Barça, pero muchos ya tienen la vista puesta en esa histórica celebración del 30 de octubre. "Es algo muy ilusionante que solo se vive una vez en la vida", ha reconocido el propio central blanco.

El embajador de Papúa-Nueva Guinea en España hará el saque de honor del encuentro contra el Sevilla. Le acompañará en el palco Aniceto Rubianes, un frugívoro excaníbal de Benavente (Zamora) que preside desde hace décadas la asociación de amistad hispano-papú Papúa is in the air. "En mi país se vive todo esto con mucho orgullo desde hace generaciones", asegura el embajador, quien reconoce haber sufrido un escalofrío hace unos quince años con el fichaje por el club de Chamartín del futbolista Karembeu. "La proximidad con Nueva Caledonia, tierra natal de Karembeu, fue sin duda motivo de zozobra para mi pueblo. Si un canaco vestía la elástica blanca, ¿quién nos garantizaba que un papú no podía ser el siguiente?".

El Gobierno papú llamó entonces a consultas a su embajador, quien recibió garantías personales del presidente español -por entonces, José María Aznar- de que sus temores no se materializarían. Lo cierto es que la camiseta del equipo madrileño sigue aún sin ser enfundada por compatriota alguno del embajador. "A día de hoy puedo afirmar", reconoce con sentido agradecimiento, "que el señor Anzar cumplió con su palabra. Me gusta la gente que llama al papú, papú y al vino, vino".

Los vínculos entre Papúa-Nueva Guinea y España van más allá de esta no adscripción futbolística al Real Madrid. La creación de la revista El Papus en 1973 fue "todo un hito", en palabras de Rubianes, por entonces pinche de cocina en un restaurante de las tierras altas de Papúa especializado en carnes sonrosadas. El doctor Julio Iglesias Puga recibió en 2001 en Port Moresby la medalla de la Legión de Honor por promover la imagen del país en el mundo, lo que fue todo un acontecimiento nacional. En el acto de entrega, su hijo Julio cantó la versión en lengua tok pisin de "Soy un papú, soy un señor". "La desaparición de El Papus en 1986 fue un golpe muy duro para todos", confiesa Rubianes, que no duda en atribuirla a una oscura conspiración del movimiento 15-M. El año pasado, el Parlamento del país oceánico instituyó la figura del "Papugüevos del Año", que en su primera edición recayó precisamente en el entonces entrenador blanco Jose Mourinho. Para esta segunda edición se apunta con fuerza la candidatura de Florentino Pérez.

sábado, 19 de octubre de 2013

Humo de Auschwitz

Una columna de humo gris brota a borbotones de una sucia chimenea en un amanecer neblinoso de otoño, serpentea sobre los campos alfombrados de escarcha que seguirán encontrándose con los anocheceres y las primaveras, indiferentes a la infamia grabada a fuego, la noche anterior, en el tejido cósmico. Un hollín humano haciéndose jirones, tan desprovisto de sentido como el pedrusco huérfano en el llano o los recuerdos olvidados. Un alarido roto que se propaga por el espacio y el tiempo, apenas amortiguado por las leguas y los siglos, elevando una pregunta grave sin más respuesta que el Sol ardiente, el viento, las nubes, los mares y el cielo estrellado.

(Tras haber leído Si esto es un hombre, de Primo Levi).

viernes, 11 de octubre de 2013

BRIC, la performance definitiva de Esther Ferrazcona

Cuando el reloj de la catedral marcó las cuatro en punto comenzó la locución simultánea en portugués, hindi, chino mandarín y ruso, desde sendos altavoces ubicados en cada uno de los extremos de la plaza de toros de Pamplona, de los siguientes 3.600 segundos en números cardinales. Jóvenes de ambos sexos procedentes de Brasil, India, China y Rusia, ataviados con trajes típicos de sus naciones, irrumpieron con paso cansino en el coso taurino mientras procedían a desprenderse lentamente de sus prendas. Una vez completamente desnudos apareció Esther Ferrazcona, enfundada en una túnica con los colores de las banderas de esas cuatro naciones y con un chorizo Pamplonica aferrado a los dientes. La artista incrustó en la letanía plurilingüe, haciendo uso de un megáfono, un sonido metálico cuyo volumen fue subiendo progresivamente hasta convertirse en estruendo infernal: "¡¡Bric, bric, bric, bric, bric!!". Los jóvenes comenzaron a juntar sus cuerpos de manera desordenada: brasileños con chinas, indios con rusas, rusos con rusos, chinas con chinas, indio con ruso y con china, brasileña con ruso y con indio... Esther Ferrazcona masticaba y deglutía el chorizo Pamplonica, con los brazos alzados al cielo, paseando en derredor de la orgiástica amalgama plurinacional de cuerpos. Un minuto antes de las cinco de la tarde, la artista abandonó corriendo el coso por la puerta grande. Justo a las cinco, cuando se fundieron en una sola palabra los cardinales 3.600 de cada uno de los cuatro idiomas, se cerró la puerta grande, sonó una corneta y cuatro toros de Miura salieron al trote por los toriles. Las cuatro cámaras ubicadas junto a los respectivos altavoces registraron durante 120 segundos las carreras y embestidas, transmitiendo sus señales en directo a pantallas gigantes ubicadas en la playa carioca de Copacabana, los exteriores del Taj Mahal en Agra, la plaza pequinesa de Tiananmen y la plaza Roja de Moscú.

Un fundido en negro y la sintonía original de El coche fantástico pusieron fin a una performance saldada con un muerto (un joven de nacionalidad india), 7 heridos graves (dos indios, una rusa, tres chinos y un brasileño) y 27 con pronóstico reservado, además de sendas quejas formales elevadas desde el secretariado virtual de los países BRIC y el ministerio de Asuntos Exteriores de la República Sudafricana (en este caso, por su exclusión del acto pese a su pertenencia formal al grupo).

"He querido retratar el triunfo de tanatos sobre eros en su sempiterno pulso dialéctico", declaró Ferrazcona a la prensa a su salida, tras abonar una fianza de 200.000 euros, de los juzgados de Pamplona. "Me he limitado a realizar una declinación de un tema clásico, siempre a partir de un profundo compromiso social. Por desgracia, mi trabajo está siendo objeto de una lectura errónea en clave exclusivamente sociopolítica". Sobre el fallecimiento por una cornada de uno de los participantes (todos ellos tenían un contrato de obra), apuntó: "Por supuesto que lamento esa muerte, como todas, pero descartarla de antemano hubiese sido un ejercicio de profunda deshonestidad artística. Por otra parte, debo decir que la inmortalidad me parece una idea conceptualmente muy floja". Inquirida por su abandono del coso antes de que entrasen los astados, se justificó señalando que se había tratado de un "grito íntimo", de una "transgresión de estereotipados corsés morales". "No tenía necesidad de huir, pero lo hice para, paradójicamente, encerrarme en la jaula de mi propia libertad", añadió a los periodistas.

La solidaridad con Ferrazcona de artistas de vanguardia internacionales no se ha hecho esperar: el británico Damian Hirst le ha mandado a su domicilio pamplonés una mano de cerdo semidescompuesta, y el bebé de uno de los chimpancés del zoo de Berlín le ha pintado un bodegón. Dentro de España destacan las muestras de simpatía de artistas reconocidos como Abel Azcona (que le ha remitido un sobre con un esputo dentro mezclado con sangre coagulada del escroto) y Esther Ferrer (que le ha mandado una foto suya vestida). Preguntado en Pontedeume (Pontevedra) acerca de la polémica representación artística, el presidente Mariano Rajoy ha respondido que "el crecimiento de cero coma dos puntos en el PIB es muy esperanzador para nuestro país". 

jueves, 3 de octubre de 2013

Señora de Mr. Hijoputa

Se dice que detrás de todo gran hombre hay una gran mujer. En justicia, también debería afirmarse que detrás de toda gran mujer hay un gran hombre. Hoy quiero partir, sin embargo, de una sentencia bien distinta y de mi propio cuño: "Detrás de todo hijo de puta hay en el mejor de los casos una estúpida y, en el peor, una hija de la gran puta acaso peor que aquél".

Ser pareja de un tirano, un señor de la guerra, un oligarca corrupto o un narcotraficante violento (por cierto, ojalá se despenalice pronto el mercado de las drogas para que sean comercializadas y dispensadas por afables estanqueros en vez de por tipejos simiescos) te hace cómplice o, al menos, corresponsable de sus tropelías. Detrás de las joyas, los vestidos, los bolsos de pieles, los zapatos y demás juguetitos glamurosos de esas señoras hay brutalidad, sufrimiento y muerte. La otra cara de las velitas del restaurante de lujo, de las burbujas del champán y de la limusina es muy fea: cuasiesclavos rebozados en barro en una mina, niños soldado, palizas mortales a manos de sicarios, focas bebé despellejadas, parajes naturales destrozados, calabozos infectos donde se pudren personas en vida...

En el mejor de los casos, puede que la mujer que se deja querer o se acerca a un individuo de esta calaña no tenga luces suficientes para advertir la catadura de quien le ofrece durante una romántica cena, con su mejor sonrisa galante, un diamante o un collar de perlas. Un montón de modelos jóvenes, objetivo preferido de estos desalmados, viven deslumbradas en un cuento de hadas, muchas veces sin conocer el lado oscuro de sus parejas y del mundo. Eso sí, difícilmente renunciarían a esa existencia de lujo y derroche, a caballo entre mansiones, superhoteles, jets privados y tiendas selectas en París, Nueva York, Londres o Moscú, si tuviesen alguna sospecha de la calidad moral de los tipos con los que se acuestan.

En el peor de los casos, la mujer se acerca a estos hombres a sabiendas de quiénes son de verdad, en deliberada busca de dinero, poder y distinción social a cualquier precio. Probablemente, muchas de las peores atrocidades ordenadas por esos tipos lo han sido a instancias de esposas o amantes que mandaban en su casa y les aventajaban bastante en villanía y crueldad. Buen ejemplo histórico es el de la bíblica Salomé, aunque en este caso quien atendió su capricho -cortar la cabeza a San Juan- no fue un marido sino un padrastro. Seguro que no nos resultaría difícil identificar a algunas de estas mujeres en el mundo del siglo XX e incluso del XXI.

Viene a cuento constatar que siempre se ha dado el arrejuntamiento de mujeres jóvenes con ancianos (no necesariamente malvados ni en exceso poderosos) sin más dones a veces que una chequera con muchos ceros: aquí queda claro que la fémina tiene un móvil fundamentalmente crematístico. Es obvio que este no era el caso de María Kodama con Borges, ya que el argentino era una personalidad excepcional y entre ellos había una sólida afinidad intelectual (la pareja se conoció estudiando islandés) y una admiración mutua. Pero la relación Kodama-Borges se me antoja la excepción que confirma la regla (¿alguien cree que si Naomi Campbell se juntase con Berlusconi o con el empresario Arturo Fernández lo haría por el atractivo físico, potencia sexual o amena conversación del lombardo y el madrileño?). En fin, que hay mujeres y mujeres, y hombres y hombres, los cuales suelen retratarse en la personalidad de sus parejas.

viernes, 20 de septiembre de 2013

La naturaleza del mal


Este sábado, La noche temática de TVE está dedicada a abordar la naturaleza del mal. Hace dos años escribí en este blog el post "Una explicación biológica del mal", meses después de otra entrada titulada "El bien en el cosmos". Es obvio -bien lo saben quienes me conocen- que este asunto me interesa mucho. Una vez le preguntaron a Jon Sistiaga por qué le fascinaban las guerras, a lo que el periodista vasco respondió que en ellas buscaba saciar una curiosidad intelectual acerca del fenómeno del mal. Comparto esa inquietud, aunque carezco del valor para meterme en los berenjenales que frecuenta Sistiaga.

Como ya he apuntado en mis entradas anteriores al respecto, para la empresa de entender el mal es necesario conocer bien de dónde venimos y quiénes somos. Y las respuestas más certeras a esas preguntas las da la ciencia, no la literatura ni el arte (por supuesto, ni por asomo la religión y otras supersticiones no homologadas). Lo primero de todo es no negar la naturaleza humana, por mucho que nos disguste aceptarla: es como la gravedad o la fuerza electromagnética, que existen nos plazcan o no. Una condición humana que, tengámoslo siempre presente, es fruto de la misma selección natural que ha modelado la conducta de las hormigas, los tigres, los virus y las plantas carnívoras. Lo cierto es que estamos muy condicionados por nuestro equipamiento genético, que explica buena parte de nuestros comportamientos.

Es muy revelador observar lo más objetivamente posible tanto nuestra conducta como la del prójimo. Al fin y al cabo, todo colectivo humano de cierto tamaño es una muestra significativa de la especie en su conjunto. Estafadores, maltratadores, violadores y asesinos en potencia están entre nosotros (en el vagón del metro, en los centros escolares, en el trabajo, en la calle, en el bar...) antes de pasar de la potencia al acto (e incluso después, amparados por la impunidad, caso de muchos maltratadores y de los torturadores del franquismo). Los asesinos de Srebrenica, por ejemplo, no eran unos diablos con cuernos ni unos extraterrestres de color verdoso (aunque iban vestidos de verde caqui, lo cual no es un detalle anecdótico). Todos tenemos pulsiones violentas y sádicas, pero por fortuna la mayoría consigue domarlas o sublimarlas de manera civilizada. No estoy de acuerdo con quienes sostienen que cualquiera sería capaz de infligir las mayores atrocidades: además de psicópatas, hay personas normales más violentas, primitivas y sádicas que otras; y, por otra parte, están los fanáticos (entre los que se cuentan algunas buenas personas con el cerebro arrasado por nacionalismos y fundamentalismos).

El siguiente paso en nuestra aproximación al mal es darnos cuenta de que lo que la mayoría de los humanos entiende por tal es una versión antropocéntrica muy acotada. Convendría preguntarnos, cada vez que nos sentemos a la mesa a comer (particularmente si osamos bendecir los alimentos por considerarnos personas religiosas), de dónde vienen las cosas puestas encima del plato. Así, quizá empecemos a vislumbrar que nuestra cotidianeidad se funda sobre un horror (muy natural, eso no lo niego), cuyo conocimiento acaso nos obligue moralmente a tomar ciertas decisiones. Hace siglos, ya una minoría vislumbraba e incluso veía con meridiana claridad la terrible inmoralidad de la esclavitud.

Yo creo en la "banalidad del mal" tal como la formuló Hannah Arendt, con el nazi Adolf Eichmann como muestra. Este concepto se aplica al imbécil moral más que al psicópata, que tiene el eximente de venir averiado de serie (no siente ni puede sentir empatía) -una avería premiada, por cierto, por la selección natural- y ser por ello incorregible. Imbéciles morales como Eichmann son con certeza muchos de los participantes en el concurso televisivo El juego de la muerte: los que creían que al apretar un botón, instados por la presentadora, estaban causando descargas eléctricas reales a personas que veían en una pantalla. El imbécil moral sí es capaz de sentir más o menos compasión por el prójimo, pero comete acciones malévolas por su mezquindad, alienación, sumisión, pereza intelectual o pocas luces. Muchos miembros de las SS eran psicópatas; muchos votantes del Partido Nazi, simples imbéciles morales; muchos de sus líderes, peligrosos fanáticos convencidos (mezclados con no pocos oportunistas).

La teoría de juegos (o sea, las matemáticas aplicadas, no la hermenéutica ni el hebreo antiguo) nos hace ver que no es posible una humanidad poblada solo por buenos, porque los que no lo fuesen prosperarían con el engaño a costa de los primeros. Por otra parte, tampoco sería sostenible un mundo lleno de canallas, porque habría margen para que quienes no lo fuesen cooperasen y prosperaran en detrimento de aquellos. La situación evolutivamente estable sería aquella en la que coexistiesen unos y otros en ciertas proporciones. Dicho de otro modo, que siempre habrá mala gente en la sociedad, que esto es algo no erradicable (da igual lo mucho o bien que invirtamos en educación o en políticas sociales) que tenemos que asumir como lo hacemos con la gravedad o la inevitabilidad de la muerte. Muy pocos dudan de la necesidad de apartar de la sociedad a quienes con sus actos -¡ojo!: no con sus inclinaciones- ponen en peligro al prójimo: esto, llámese justicia, profilaxis o como se quiera, no debe ser tomado como una tragedia.

En resumen, que el mal tiene un fundamento genético (como dice Richard Dawkins, todos los seres vivos son máquinas de las que se valen los ciegos e implacables genes para replicarse), que nuestra concepción del mal es limitada y cambiante (hace algo más de un siglo no era mala la esclavitud en EE.UU.), que tenemos que acostumbrarnos a convivir con él y que más nos vale tenerlo controlado -con leyes, educación e instituciones sólidas- para evitar paraísos de psicópatas, imbéciles morales y fanáticos como el fascismo o el estalinismo.

sábado, 7 de septiembre de 2013

El sueño olímpico del príncipe Felipe

El discurso del príncipe Felipe esta tarde en la presentación en Buenos Aires de la candidatura de Madrid 2020 fue magnífico, pero absolutamente vacío: como ejercicio de retórica, sobresaliente; en cuanto a enjundia y apego a la realidad, cero. Desde luego, no se podía esperar otra cosa de un discurso institucional de esa naturaleza y en semejante foro.

Para empezar, el príncipe expresa su agradecimiento al COI por el "trabajo que hacen cada día para tener un mundo mejor". ¿En qué han contribuido el COI y sus miembros a un mundo mejor? ¿En qué ha contribuido, en particular, Alberto de Mónaco? ¿Acaso ha sido un trabajo en la sombra, realizado con tanta discreción que se nos escapa al común de los mortales?

A continuación, el heredero a la Corona desgrana una típica, tópica -y ridícula, por supuesto- apología del deporte. Claro que el deporte es algo loable y saludable (correr, ir en bici, nadar, jugar al fútbol, al baloncesto...). Pero otra cosa bien distinta es el deporte de alta competición, principalmente un negocio y una actividad no demasiado beneficiosa -aunque solo sea por las inevitables lesiones, ya no hablemos del dopaje- para la salud de quienes lo practican.

Cada vez que me hablan de la bondad del deporte, de su ejemplaridad para los niños, me vienen a la cabeza tipos como Mourinho y esas grandes estrellas endiosadas, coleccionistas de modelos estúpidas y de coches deportivos. Claro que hay otros deportistas con un perfil aparentemente más ejemplarizante, como Gasol o Nadal. ¿Pero cuántas veces les hemos visto mojarse en la tele -además de por marcas de coches y zapatillas- por un nuevo modelo de sociedad más sostenible, por la gente más desfavorecida, contra tantos abusos a la ciudadanía? "Los beneficios del deporte se miden en generaciones, no en dólares", prosigue Felipe. Que se lo diga a los organizadores de la NBA, de la Liga BBVA o de la Premier League: que les proponga que a partir del año que viene hagan competiciones sin ánimo de lucro.

"He visto cómo funciona el olimpismo y sé que puede conseguir ese futuro brillante para todos los jóvenes", dice. ¿Sí? ¿Cómo funciona? Porque sería muy interesante saberlo para disipar ciertas sospechas no carentes de fundamento. "Creemos en el olimpismo", afirma con gran solemnidad. Obviamente, no se puede creer lo que dice: ni él ni los más avispados de la representación española desplazada a Buenos Aires. El día que se ventile toda la cochambre de esa institución, que llegó a ser presidida por un exfalangista catalán cuya esposa nunca hablaba con el servicio, nuestro futuro Rey quedará retratado como Samaranch lo fue en noviembre de 1975 con motivo del fallecimiento de su amado caudillo.

En fin, que dentro de una hora y cuarto se sabrá quién organizará los Juegos de 2020. Me alegraría sinceramente si un triunfo de Madrid fuese una oportunidad para la regeneración democrática y cívica de España, pero es que me temo que sería lo contrario: un aval a una casta política corrupta y a sus amiguetes empresarios, con el consiguiente portazo definitivo a la esperanza de tener algún día un país más serio, amable y vivible. Ya veremos.

sábado, 31 de agosto de 2013

Hernán Cortés, héroe... y seguramente villano


La figura del conquistador de México, Hernán Cortés, sigue envuelta en la polémica desde su muerte en 1547. Las idas y venidas de sus restos mortales son un símbolo de la controversia que levanta un personaje tan alabado por los nacionalistas españoles como denostado por sus homólogos mexicanos (en su mayoría, gente con sangre hispana que no se muestra tan crítica con las carnicerías de su idolatrado imperio azteca).

Hay detalles de la vida de Cortés que permiten respaldar la razonable hipótesis de que se trataba de un aventurero sin demasiados escrúpulos, taimado y maquiavélico, de una ambición desmedida y una intolerancia muy española (y vasca), todo ello compatible con un carácter profundamente religioso (en el sentido de fiel devoto de estatuas de escayola y pecador temeroso del castigo divino). El abandono de sus estudios en Salamanca en busca de emociones fuertes, la traición al gobernador de Cuba Diego Velázquez (que tampoco era precisamente un santo), la tortura y ejecución de Cuauhtémoc y otras barbaridades de esa índole, su condición de violento macho alfa (con sospechas de haber estrangulado incluso a una de sus esposas) y su obsesión por la gloria y la riqueza apuntan firmemente en esa dirección.

La variabilidad de la población humana, tanto de raíz genética como ambiental, es la que explica que haya personas más (o menos) osadas, más (o menos) ambiciosas, más (o menos) egoístas, más (o menos) inteligentes que otras. Muchos de los más osados y ambiciosos suelen estrellarse -sobre todo si les falta la inteligencia-, pero algunos de ellos -en virtud de su inteligencia y/o de una suerte que tampoco se distribuye igualitariamente- consiguen llegar arriba. De hecho, la inmensa mayoría de los que lo logran tienen ese perfil: reyes, guerreros y sumos sacerdotes casi nunca han sido gente humilde, conformista o empática con los demás. Siempre ha habido una selección negativa merced a la cual los hijos de puta o sus amigos han tenido muchas más posibilidades de llegar al poder que la gente con ciertos escrúpulos. Por eso no sorprenden los engaños, las traiciones, las matanzas (incluso de padres a manos de sus hijos, y viceversa) que salpican la historia de las jefaturas humanas (clanes, Estados, bandas de delincuentes, etc.). No es tanto la condición humana como la condición humana hijoputesca.

No hay que ser muy perspicaz para intuir que Cortés, como el resto de conquistadores y prebostes, seguramente pertenecía al grupo de los villanos. En una benévola biografía del personaje, Christian Duverger apunta: "Todos sus contemporáneos están de acuerdo en concederle cualidades de un carácter excepcional. Es de un humor llano, de conversación agradable, erudito, culto, dotado de réplica. Hernán se mantiene alejado de todos los excesos: habla firme sin encolerizarse nunca; le gustan las fiestas sin ser fiestero; toma vino pero siempre con moderación; sabe apreciar la buena comida pero no le molesta ser frugal; es elegante y siempre está bien ataviado, pero viste sin ostentación. Vivo y chispeante, jamás sucumbe a la pretensión". Lo cierto es que muchas de las virtudes que Duverger atribuye al conquistador extremeño podrían también decirse de Adolf Hitler, que encima era vegetariano y amante de los perros (además de un conspicuo genocida).

domingo, 25 de agosto de 2013

¿Y quién soy yo? ¿Y quién es él?

Las preguntas más profundas suelen ser aquellas cuyas respuestas nos parecen aparentemente más evidentes, de tal modo que ni siquiera nos molestamos en plantearlas. Una de esas cuestiones es la de quiénes somos. Si sentimos que existimos, si nos vemos como seres individualizados, es gracias a nuestra conciencia: es ella, informada por el cerebro, la que hace que experimentemos un yo. Porque dentro de los confines de nuestro cuerpo no solo hay trillones de células trabajando en su funcionamiento y mantenimiento, sino también miles de millones de otros seres vivos (sobre todo, bacterias) con su propio ADN e intereses no necesariamente convergentes con los de nuestros ladrillos celulares. La conciencia es lo que nos confiere unidad, lo que nos hace sentir entes diferenciados del resto del Universo.

Uno de los grandes misterios de la vida es por qué existe -¿por qué habría de existir?- la conciencia. Para que un ser vivo se desempeñe por el mundo no hace falta que posea esa cosa tan difícil de definir pero con la que todos tenemos tanta intimidad. Un ordenador recibe información (inputs) del exterior y, conforme a su programación, la procesa para generar unos outputs. Un animal recibe información a través de sus sentidos y, conforme a su cerebro (una máquina orgánica plástica que no deja de aprender constantemente para corregir sus errores), la procesa para generar unos outputs en forma de acciones (atacar, huir, dirigirse en busca de comida o compañero sexual, etc.). Los animales y los propios humanos podrían ser perfectamente meras computadoras orgánicas, simples zombis sin consciencia ni vida mental. (La hipótesis filosófica del zombi ha sido desarrollada por pensadores como David Chalmers: lo más inquietante es la imposibilidad práctica de descartar con certeza que nuestro interlocutor -o el bloguero que esto escribe- sea un zombi).

Hay quienes piensan, sin embargo, que a partir de un determinado nivel de complejidad incluso los ordenadores se harían necesariamente conscientes (¿por qué el silicio habría de ser menos válido que el carbono a este respecto?). Por otro lado, hay quienes sostienen que hasta un simple termostato es consciente de algún modo. Y, ya en el extremo, las religiones orientales (hinduismo, sintoísmo, budismo...) se fundan en el pampsiquismo, en la creencia en que la conciencia mora en todo objeto del mundo aunque sea una piedra, un papel o un tornillo. 

El biólogo Richard Dawkins sugiere que la conciencia podría ser una interfaz entre el cerebro y el cuerpo que lo aloja, una especie de sistema operativo (a lo Windows, pero sin tantos fallos) para hacer un uso fácil de ese órgano tan complejo. Para Dawkins, que no deja de confesarse intrigado, la mente sería una emanación cerebral favorecida por la selección natural. El antedicho Chalmers defiende un dualismo naturalista merced al cual la conciencia emerge de la materia, pero no está sujeta a las leyes físicas tal y como las conocemos. Sería algo parecido a los genes culturales o memes de Dawkins, que emergen de seres materiales -los humanos- pero luego tienen vida propia en ámbitos inmateriales.

Una respuesta a la pregunta de ¿Quién soy yo? puede ser la que nos ofrece el célebre fisico Erwin Schrödinger en su librito ¿Qué es la vida?: "Analizándolo minuciosamente, se verá que no es más que una colección de datos aislados (experiencias y recuerdos), o sea, el marco en el cual están recogidos. En una introspección detenida, se encontrará que lo que en realidad se quiere decir con ‘Yo’ es ese material de fondo sobre el cual están coleccionados". Para Schrödinger, inspirado en el hinduismo, solo habría pues un Yo universal con multitud de avatares ilusorios (la pluralidad de conciencias).

Pese a ser un ateo confeso, el filósofo y estudioso de la mente Daniel Dennet reconoce que si nuestra conciencia fuese un software ejecutado por el cerebro, podría ser grabada de algún modo -no dejaría de ser información susceptible de registro con la adecuada tecnología- y así inmortalizada. Lo que Dennet pasa por alto es que, debido al íntimo y complejo entrelazamiento -tanto en el espacio como en el tiempo- entre las partículas del Universo, acaso nuestro registro personal no pueda ser reproducido si no es reproduciendo la totalidad del Universo. En una película se pueden ver los fotogramas hacia adelante o hacia atrás, pero no es posible -además de que no tendría sentido- ver solo los fotogramas en los que aparece un determinado protagonista. Ese registro personal podría estar inscrito de modo indeleble en el Universo, imbricado en el complejísimo entramado cósmico. Por lo que quizá tuviese razón Borges cuando escribió: "Sé que una cosa no hay: es el olvido. Sé que en la oscuridad perdura y arde lo mucho y lo precioso que he perdido: Esa fragua, esa luna, y esa tarde".

viernes, 2 de agosto de 2013

Vacaciones


(Fragmento del libro El último dodo, Ediciones Idea, 2010. El suceso relatado es del verano de 2003)

(El conserje) Matías me vio saliendo con la bolsa de la piscina y un bote vacío de alubias, destinado al contenedor de vidrio, en la mano izquierda. “Esas alubias no son buenas, te tengo que explicar cómo hacer un buen plato, con su hoja de laurel, su ajito, su panceta rica...”. Como siempre, yo andaba con mucha prisa, pero Matías, resguardado del bochornoso calor a la entrada del parking, no parecía tener ninguna. “Pues mira, hoy me preparó mi chica una crema de zanahoria que estaba riquísima, todavía queda para la cena”. Logré dejarlo por fin a mi espalda tras un eficaz “Bueno, Matías, vamos a nadar un poquito”. Bajo un sol abrasador, me fui con la imagen sin rostro de su hija -nunca la he visto- rallando zanahorias en su cocina. A la vuelta de la piscina volví a encontrármelo, a punto ya de irse a casa. “¿A dónde os váis de vacaciones este verano?”. “Unos días a Benicàssim, una semana a Escocia y otra a Canarias”. “Yo sólo he salido de España una vez, a una etapa del tour de Francia”, me confesó sonriente pero con gesto cansado: “Nos quedamos a dormir en una tienda de campaña en los Pirineos”.

sábado, 27 de julio de 2013

Un hadrocodium rezando en papiamento


(Dos fragmentos del libro El último dodo, Ediciones Idea, 2010)

"El presunto antecesor de todos los mamíferos, bautizado por los científicos como Hadrocodium, tenía el aspecto de una frágil musaraña, con un peso de apenas dos gramos y una longitud similar a la de un clip. Vivió hace 195 millones de años, y se pasaba el día devorando insectos compulsivamente. No corregía textos, ni traducía, ni se tomaba vacaciones, ni estaba pendiente de subidas de sueldo... De ese minúsculo ser descenderían desde los murciélagos hasta las ballenas, desde los tigres hasta los canguros, desde las ratas hasta los lobos, desde los cerdos hasta los hombres y mujeres... ¿Habrían sobrevivido los dodos si el Hadrocodium no hubiese existido? ¿Habrá tenido alguna influencia su alimentación insectívora en la masacre de Srebrenica? ¿Es el Hadrocodium culpable de algo?..."

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"Nos Tata cu ta na cielo
bo Nomber sea santifica
laga bo Reino bini na nos,
bo boluntad sea haci na tera
como na cielu.
Duna nos awe nos pan di cada dia
i pordona nos nos debe,
mescos cu nos ta pordona
nos debedornan
i nos laga nos cai den tentacion,
ma libra nos di malu,
Amen" (el Padre Nuestro en papiamento).

sábado, 20 de julio de 2013

Impugnado un partido de fútbol Jueces-Periodistas que arbitró Pérez de los Cobos

La militancia en el PP del magistrado Pérez de los Cobos ha generado una ola de impugnaciones de las que se está haciendo eco la prensa nacional e internacional. El último episodio al respecto, acaso el más insospechado, tiene que ver con el deporte rey: un grupo de periodistas ha pedido la repetición de un partido amistoso de fútbol disputado hace dos años en el campo del Real Madrid entre jueces e informadores en beneficio de la Fundación para la Ley y el Orden y de los prejubilados de Telefónica. El encuentro en el estadio Santiago Bernabéu, que concluyó con la victoria del combinado judicial por un gol a cero, se resolvió con un polémico penalti en el último minuto sobre Pérez de los Cobos. El magistrado, que fue derribado por un golpe de viento a 65 metros de la portería contraria, lanzó la pena máxima aprovechando un momento de despiste del portero Pedro Jota Ramírez, que estaba siendo avisado de que una grúa procedía al levantamiento de su Renault Kangoo estacionado en una plaza para minusválidos de la calle Concha Espina.

Testigos de aquel partido juran que al comienzo solo había 22 hombres sobre el terreno de juego, once por cada equipo (el partido acabó con quince, ya que los periodistas vieron tres tarjetas rojas directas y otras cuatro por doble amarilla, además de otras tres amarillas y una con la imagen del Cristo de Medinaceli), lo que les llamó la atención por tratarse de un número par. No obstante, los jugadores de ambos combinados aseguran haber seguido las órdenes de un trencilla barbado con silbato y camiseta negra. Las imágenes de vídeo captadas por el móvil de un socio del Real Madrid acaban de desvelar el misterio, al confirmar de manera inequívoca que Pérez de los Cobos arbitró el partido al tiempo de ejercer como volante derecho de su equipo. Ese es el principal argumento de los informadores para pedir la repetición del encuentro.

El magistrado reconoce ahora haber utilizado una camiseta reversible, negra por un lado (cuando le tocaba ejercer de árbitro) y azul por otro (cuando jugaba con su equipo, frente a los periodistas de blanco). Admite esa doble condición de árbitro-jugador, pero niega con rotundidad que esta circunstancia fuese determinante para el resultado del partido. Pérez de los Cobos apela a un informe de la FIFA del año 1857 que considera compatible el ejercicio de ambos puestos siempre y cuando no se ostente al mismo tiempo la presidencia de alguno de los dos equipos en liza. "No es el caso, obviamente, puesto que se trataba de equipos informales sin estructura jerárquica", apunta. Algunos de los futbolistas del bando periodístico habían denunciado al final del choque la extrema severidad del trencilla con los blancos. "Aunque nunca hablo de los árbitros, creo que hoy se ha excedido", declaraba ese día el entonces director de La Gaceta Carlos Dávila, a la sazón extremo derecho del once de la prensa. Pérez de los Cobos se defiende con el argumento de que con las tarjetas quiso cortar el juego peligroso del combinado de los informadores: "Estaban entrando en el área constantemente y generando innumerables ocasiones de gol".

La Audiencia Provincial de Madrid ha de resolver si el partido debe disputarse nuevamente. Los periodistas están dispuestos a llegar al Tribunal Constitucional. "En ese caso, no me cabe ninguna de que se hará justicia y prevalecerá el Estado de Derecho", afirma rotundamente el magistrado Pérez de los Cobos.

viernes, 12 de julio de 2013

NNGG se venga de la afrenta de la becaria alemana a Floriano

La respuesta de los jóvenes del PP a la becaria alemana que puso en aprietos con una inesperada pregunta en un curso de verano al vicesecretario general de organización del partido, Carlos Floriano, no se ha hecho esperar. Apenas dos días después de los apuros de Floriano en El Escorial, un miembro de NNGG se tomaba la revancha en nombre de sus compañeros en una rueda de prensa celebrada en Múnich. "La venganza se sirve en tejado de cinc caliente", declaraba a la prensa Borja Bartolomé Santesmases Huidobro, experto en política internacional de NNGG, minutos después de exigir con firmeza en la capital bávara a la mismísima canciller Angela Merkel la "inmediata e incondicional devolución de la península de las Malvinas al Gobierno chileno del presidente Álvaro Uribe". La osadía de Santesmases, recogida en directo por varias televisiones alemanas, ha tenido su eco en medios internacionales como The New York Times, CNN News y Al Jazeera, sirviendo de apertura a numerosos diarios digitales del mundo y convirtiéndose en pocos minutos en trending topic en Twitter. Ceferino Cerezo, director del colegio privado bilingüe de la sierra de Madrid en el que Borja Bartolo cursó la educación primaria desde los seis hasta los 23 años, se mostraba muy orgulloso de la gesta del joven en una entrevista en un conocido noticiero digital: "De pequeño siempre estaba hablando de geografía, estaba como loco por conocer Borussia, Fiorentina, Osasuna...".

Santesmases, de 37 años de edad, asegura haber actuado bajo la inspiración de las Cartas a un joven español de José Mª Aznar, quien le ha felicitado telefónicamente pese a haberse encarado con una aliada política del Partido Popular Europeo. "No tengo nada en contra de la Merkel, de hecho comparto su ideología socialdemócrata, pero algún alemán tenía que pagar por lo que hizo esa desalmada con el señor Floriano", dijo Borja Bartolo a su llegada esta tarde al aeropuerto de Barajas, donde le esperaban numerosos compañeros de partido y periodistas además de su novia de catorce años Carolina. En su regreso a España, el joven no desaprovechó para dejar un recado a los socialistas: "Fíjense que la Merkel no tiene la desvergüenza de hablar en su dialecto ruso de Alemania oriental en público: habla alemán-alemán y punto. Que tomen nota la Chacón y otros". Preguntado por el incidente en la rueda de prensa en Múnich, el presidente Mariano Rajoy ha dicho no sentirse amenazado por el señor Bárcenas.

sábado, 6 de julio de 2013

Crisis diplomática entre España y Laos por un malentendido textual

Las relaciones diplomáticas entre España y Laos penden de un hilo tras un lamentable incidente acaecido el pasado jueves en la embajada de nuestro país en la capital laosiana, Vientiane. En la legación diplomática se celebraban unas jornadas comerciales hispano-laosianas con nutrida presencia de autoridades locales y de empresarios de ambos países. Según la versión del Gobierno laosiano, su ministro de Comercio se dirigió durante un refrigerio a nuestro agregado militar para preguntarle por los ingredientes de un canapé. Comoquiera que el ministro no sabía castellano -ni catalán-, que el español no conocía la lengua laosiana y que ambos no tenían apenas nociones de inglés, aquél recurrió al traductor de Google de su tableta. Nuestro embajador, que se encontraba al lado del agregado militar, afirma que éste no salía de su asombro al ver escrita en la pantalla de la tableta, bajo la gentil sonrisa del laosiano, la frase "Sale p'afuera si hai güevoh, tonto loh cohoneh". Tras unos segundos de estupor -informó el embajador-, el militar español abrió la mano derecha y propinó a su interlocutor, ni corto ni perezoso, un sonoro soplamocos con retroceso. La agresión tuvo cumplida y pronta respuesta, en forma de llave de Shaolín, de un fornido laosiano posteriormente identificado como viceministro de Mercados Externos de esa nación asiática. Copas, canapés y raciones de paella comenzaron a volar por los aires en presencia de diversas estatuillas de Buda y de las banderas de ambas naciones, en un tumulto que se prolongó casi un cuarto de hora hasta que efectivos de la policía laosiana irrumpieron en la sede diplomática, provistos de escudos y porras, para restablecer el orden. Varias personas resultaron contusionadas, aunque afortunadamente con heridas leves.

El embajador español comunicó inmediatamente al ministerio de Asuntos Exteriores el suceso, y el Gobierno laosiano no tardó en recibir un cable desde Madrid amenazando con la vuelta temporal a España de su representante diplomático en tanto no se diese una explicación satisfactoria de lo ocurrido. El presidente de la república de Laos llamó en la medianoche de ayer viernes -hora peninsular española- al rey Don Juan Carlos para darle su versión de lo ocurrido. Posteriormente, el propio Mariano Rajoy contactó telefónicamente con el presidente laosiano, al que acusó de no saber hacer "un Lao con un canuto" y exigió tanto su dimisión como la del señor José Luis Rodríguez Zapatero. Estas palabras pueden escucharse en la grabación filtrada hace unas horas a la prensa internacional por el gabinete de Vientiane, en la que una voz indistinguible de la de Rajoy llega también a amenazar con mandar al país a Carlos Floriano para "darlesh un eshcarmiento ejemplar". "A mí ningún bobo me va a dar de Lao, no he vishto nada parecido deshde losh tiemposh de Lao-tze-Tung", se escucha decir al supuesto presidente español en un documento sonoro que Moncloa ha tildado de montaje. Vientiane ha trasladado a la ASEAN y a la ONU su queja por lo que considera una "actitud irrespetuosa" de Rajoy, quien no desaprovechó esta oportunidad -suponiendo que fuese realmente él- para informar al presidente del país asiático de que la economía española "deshpegaría con fuerza en 2015" y de que Bárcenas "tal y cual, Pashcual".

Google ha ordenado la apertura de una investigación interna destinada a explicar el error garrafal en la traducción. Según los laosianos, el texto introducido por su ministro en el traductor era literalmente este: "¿Cuál de estas pequeñas delicias gastronómicas me recomienda, amable caballero?". Un portavoz de la empresa de Mountain View ha asegurado que su traductor on line es una "excelente herramienta avalada por su uso diario por millones de personas en todo el mundo".

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