Creo haber encontrado un taller mecánico de confianza. Esto es todo un lujo en España, donde la probabilidad de toparte con sinvergüenzas y desaprensivos en ese sector no es precisamente baja (ya he abordado en anteriores entradas en el blog cuestiones como la inseguridad jurídica y el bajo capital social en nuestro país). Y todo ha sido gracias a la recomendación de un compañero de trabajo que me relató un intento de timo en otro establecimiento, donde pretendían levantarle casi 4.000 euros a su comunidad de vecinos por la reparación de la furgoneta de servicio de la urbanización. En el taller bueno les dijeron que la furgoneta no tenía problema alguno. Lo cierto es que la primera vez que fui allí me cobraron la mitad de lo que pretendían clavarme en un taller más cercano a mi casa (para empezar, me presupuestaron 45 minutos de trabajo en vez de la hora y media presuntamente necesaria según los otros). Hace días tuve que volver por otro problema distinto y, al entregar la llave del coche a la encargada, experimenté algo inédito en mi relación con estos sitios: nada más y nada menos que una reconfortante confianza.
Esto me ha hecho pensar que si un empresario o autónomo es honrado y eficiente, tiene ya mucho ganado (puede tener problemas de financiación o de gestión, pero la clientela la va a tener asegurada). Y que hay que ser muy lerdo, además de inmoral, para meter pufos a diestro y siniestro: no solo no van a volver tus clientes estafados, sino que hablarán mal de ti a otros. Si has timado o intentado timar 4.000 euros a alguien, no esperes que regrese. La actitud contraria, la honrada a la par que inteligente, arroja sus frutos no porque exista el karma o algo parecido sino por el puro y simple boca-oído: mi compañero me recomienda el taller, yo voy a él y les dejo dinero a cambio de sus servicios (de hecho, tengo intención de recurrir a él siempre), a su vez lo recomiendo a otros que dejarán allí su dinero, que a su vez lo recomendarán a otros... Tangar 4.000 euros no sale rentable a medio plazo. No hacerlo sí que arroja sus beneficios: de hecho, los 4.000 euros no ganados en el pufo pueden ser más que compensados en un año con tres nuevos clientes habituales. Esto es lo que no pocos empresarios españoles aún no han entendido.
Sería injusto si no dijera finalmente el nombre del establecimiento al que ustedes pueden dirigirse con toda confianza (insisto en que no es cosa menor, sino fundamental, en toda relación) cuando tengan un problema con su coche: Talleres Julián, en Valdemorillo (Madrid). Encima, la persona que te atiende es amable (también rara avis en el sector, donde abundan el ceño fruncido y la mirada esquinada).
Gracias Nicolás, resulta importante saberlo. Además coincido con tu razonamiento. En Majadahonda acabo de conocer uno, humilde, de la misma guisa.
ResponderEliminarInteresante. Si vives en Madrid está bien saber de estos talleres de confianza.
ResponderEliminarMe alegro que hayas podido encontrar un taller mecanica general de confianza y que te resuelva todos tus problemas.
ResponderEliminarComo bien comentas, es difícil de encontrar.
Gracias por la información.
Saludos!
Gracias por el dato, siempre es de gran utilidad conocer talleres de confianza por la zona.
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