Hace aproximadamente un año y medio entrevisté a Miguel de la Quadra Salcedo para el especial 'Reporteros de la historia de TVE' de RTVE.es. En la entrevista salieron a colación unas palabras que solía decirle su abuela: "Si quieres ser feliz, no analices" (véase el minuto 1.50 del vídeo). Meses más tarde, en un acto literario en el Faro de Maspalomas protagonizado por el escritor Samuel Rodríguez Navarro y por mí, advertí la presencia de unos marcadores de libros que celebraban el centenario del conocido escritor canario Pancho Guerra. En el marcador, editado por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, leí con estupor una de las frases escritas por el susodicho Guerra: "Si quieres ser feliz, como me dices, no analices, muchacho, no analices". Cuál no sería mi sorpresa cuando, desconfiado de mí, acudo a la Wikipedia y me encuentro con la existencia de un tal Joaquín Bartrina, poeta catalán del siglo XIX, que cerró su poema Fabulita con estas palabras: "Si quieres ser feliz, como me dices, no analices, muchacho, no analices".
No deja de ser curiosa esta coincidencia, que no me atreveré a tildar de plagio hasta disponer (si acaso) de pruebas concluyentes. Tampoco osaré decantarme por la superioridad de una versión sobre otra, tarea más propia de un crítico literario con buen criterio. Solo quiero recordar unas palabras de Pierre Menard, autor del Quijote (Borges): "Inútil agregar que no encaró nunca una transcripción mecánica del original; no se proponía copiarlo. Su admirable ambición era producir unas páginas que coincidieran palabra por palabra y línea por línea con las de Miguel de Cervantes". ¿Acaso esa misma ambición alentó a Guerra (o a Bartrina)? Puede que nunca lo sepamos. Abierto queda un apasionante y sin duda fértil debate multidisciplinar.
Nicolás el implacable. Yo estaba allí y lo juro. La pobre responsable del area de cultura palidecia ante las sospechas de Nico, viendo peligrar su puesto de trabajo...Él ahondaba en la herida, prometiendo que buscaría la pista definitiva.Los que conocemos bien a Nicolás sabemos perfectamente de esta faceta suya tenaz y hormigueznte, con la voluntad de un pájaro carpintero.
ResponderEliminarQuien afirme que se trata de un plagio se descalifica a sí mismo. Hay que ser muy insensible para no apreciar las diferencias entre los textos de Bartrina y Guerra, por encima de la accidental coincidencia milimétrica de caracteres y signos de puntuación.
ResponderEliminarUn auténtico artista no crea cosas propias, sino que se conecta con el cosmos y resuena con él. Esas palabras preexistían antes de Guerra y Bartrina, ellos simplemente tuvieron la sublime capacidad de enlazarse con ellas y transcribirlas.
ResponderEliminarEn el fondo, tanto Bartrina como Pancho Guerra no son más que dos encarnaciones del mismo Poeta Universal. Sólo un necio insensible podría acusar de plagio a nuestro poeta canario.