Uno procura ser optimista con respecto a este país. Pero, ¿qué se puede esperar cuando un burdo patán engreído que parece más español que portugués, a sueldo de un consumado pelotari (no en el frontón, sino en despachos o en caros asadores), hace creer a cientos de miles de personas que hay una conspiración internacional contra su equipo de fútbol?. O cuando otros muchos, intoxicados por una prensa canallesca, siguen creyendo que ETA tuvo algo que ver en los atentados del 11-M y enarbolan cada vez que salen a la calle en sus multimillonarias manifestaciones pancartas con la esperpéntica ecuación "ZP=ETA". O cuando tanta gente contaminada por esas mismas fuentes no dude que todo lo que tenga nombre en euskera deba ser ilegalizado por tratarse de ETA o sus amigos.
¿Se puede albergar esperanza cuando tantas personas permanecen atentas en la mayor cadena de telebasura nacional a los grititos histéricos de un marujo histriónico sudamericano comentando una boda real ("Esta temporada se va a llevar el azuuuul") en compañía de una adinerada meapilas experta en apariciones marianas, de una presentadora populista a la que se le aparecen en el Word textos de novelas ajenas, de un ridículo monarcólogo andaluz venido a menos y de otros personajillos encumbrados y forrados por obra y gracia de los millones de compatriotas que les siguen a diario?.
O cuando oyes en la peluquería del antaño pueblo vaquero madrileño convertido en urbe multi-incultural (están presentes inculturas de todo el mundo, empezando por la castiza local) al señor rancio y con pinta de especulador inmobiliario taurino fardando de palco para ver a Rafa Nadal: "Nos ha salido carito, 40.000 euros". O cuando lees en una de las sucias paredes del susodicho pueblo serrano una pintada que reza "Los inmigrantes nos quitan el trabajo", compartida por tantos locales con los que tratas.
O cuando una receptora de regalos del Sr. Bigotes Gürtel dice sin empacho que nunca ha habido tanta manipulación en TVE como ahora. O cuando se constata que tanta gente cree realmente que con la llegada al poder del partido del Gürtel se acabará por ensalmo con el paro, como si la crisis económica fuera cosa de ZP e incluso de sus supuestos amaños con terroristas y catalufos. O cuando observas que muchos ciudadanos premian a sus políticos corruptos volviendo a darles su apoyo en las urnas. Por no hablar de ese registrador de la Propiedad indeciso con pinta de tontolhaba que conseguirá ser presidente del Gobierno sin programa, al que una compañera de partido grimosa y sin escrúpulos -tan querida ella por muchos de mis vecinos, anticatalufos confesos- pretende indisimuladamente descabalgar desde hace tiempo a cualquier precio.
Con estos mimbres puede decirse que otra España es posible... ¡pero muy improbable!. Que pueda afirmarse lo mismo de otros países (¡pobre Italia, tan lejos de Dios y tan cerca del Vaticano!) o del Mundo en su conjunto no debe ser un consuelo sino un motivo añadido de desazón. No se pueden pedir peras al olmo.
Pelín escorado te ha salido el post de hoy. Bien sabes que igual caricatura se puede hacer de la progresía de este país, de los culpabilizadotes profesionales de “Madrit”, de los que presuntos intelectuales que su máxima, y quizá única habilidad demostrada es la crítica al entretenimiento y pensamiento ajeno, (el mundo de la “cultura”, está lleno de ellos). Pero lo que no termino de pillar es lo de la implicación del Vaticano en la desgracia de Italia, (¿Benedicto es miembro de la mafia?, ¿Se dedica a corromper alcaldes?). Bueno, serán los aires de precampaña.
ResponderEliminarEn cualquier caso he de ser más optimista, sin convicción, eso sí, básicamente por la cuenta que nos trae. También porque creo que puede haber gente nueva que aprenda la lección de esta crisis, (no espero nada de eso entre el stablishment), pero la gente inquieta e inconformista, como tú, quizá ayuden a crear opinión, en modestas proporciones pero que poco a poco calen.
Se rompen prejuicios, y eso es bueno, ya nos preguntamos sobre las razones del desastre educativo, de la reformulación de la estructura y gestión de lo público, hay gente que habla directamente de la pérdida de valores – hace 15 años, te hubieran señalado como “cavernario” sólo con plantearlo, que quizá haya que hacer algún tipo de regeneración política, social y hasta ética. ¿De estas cosas se hablaba hace unos años en la radio, prensa o la tele?.
Intento ser optimista por necesidad, aunque caiga en el autoengaño. O eso, o ir haciendo las maletas.
Un abrazo Nico!.
Adolfo, te había respondido pero se me fue el comentario al darle a publicar, aaaghh...
ResponderEliminarBueno, solo reconocer que es cierto que en este post no reciben estopa los progre-guays y los nacionalistas periféricos, pero porque hoy no era su día, jaja... Bien sabes que no tengo ninguna simpatía por esa gente. Los primeros, porque suelen ser unos inquisidores e intolerantes pero del signo opuesto. Los segundos (CiU, PNV, ERC), por ser exponentes de la misma ideología tóxica de la derecha españolista pero con distintos trapos de colores.
En cuanto al Vaticano, hoy me vino a la memoria aquel pío pederasta y heroinómano mexicano creador de colegios y universidades confesionales que siempre fue bien recibido por allí (bueno, al menos estos no te rebanan el cuello si te metes con ellos, no como otros que obviamente no mencionaré).
Un abrazo, amigo
Cierto, amigo, las críticas se pueden hacer por tramos, y yo tampoco espero gran cosa de los elementos que describes. Parece que por higiene mental uno intenta cerrar los ojos y no verlos, que si no...¡Que pais!
ResponderEliminarEn el paréntesis sobre los segundos se te olvidó añadir a Coalición Canaria (o Corrupción Canaria), una de las pestes de nuestras islas.
ResponderEliminarLa omisión de CC fue intencionada, Rafa: no son tanto nacionalistas como meros agentes inmobiliarios.
ResponderEliminar¡Un abrazo, paisano!
Pues sí, toda la razón tienes. Agentes y especuladores inmobiliarios. Un abrazo.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarRaúl, empieza a resultar cansino que cada vez que yo hago una crítica afilada tú me salgas con el "¿Y tú qué haces para cambiar las cosas?". Desde luego que hay gente que actúa, y además muy bien, para mejorar el mundo. Pero yo no veo masa crítica que haga posible un giro de timón. ¿Tú sí?, ¿lees las encuestas de intención de voto en Madrid, Canarias y Valencia?, ¿lees las cifras de audiencia de los programas de la tele?, ¿ves los comentarios que mete la gente en Facebook durante las retransmisiones deportivas de RTVE.es?...
ResponderEliminarEsa insinuación de que yo me limito a criticar sin actuar me parece totalmente injusta e inaceptable. Soy socio de Amnistía Internacional y de Greenpeace, tenemos a una niña apadrinada en la India a través de la Fundación Vicente Ferrer, todos los días voy al trabajo en transporte público, no circulo a más de 110 km/h (soy un mal ‘egpañol’, ya lo sé), como poca carne (algún día próximo dejaré de hacerlo), me ducho con agua fría, me gasto muy poco en ropa, reciclo basuras, no tiro nada al suelo y cuido las cosas públicas, ciberactúo cada vez que puedo, voy siempre a votar (tapándome la nariz, solo para optar por el mal menor) y procuro hacer de mi hijo una persona respetuosa y civilizada. La comparación de nuestras 'huellas de carbono' (eres tú quien has llevado esto a lo personal al decir "yo sí, tú no") sería un buen indicador de quién está actuando mejor (o de quién no está actuando peor). Cada uno hace lo que puede en su ámbito. Yo a lo mejor con mis críticas ácidas contribuyo, aunque sea mínimamente, a que algunas personas se indignen y sientan la necesidad de actuar. Y, por cierto, ¿tú cómo actúas?...
Mi querido Nico, disculpa porque no era mi intención entrar en un tema personal.
ResponderEliminarIntento defender la crítica constructiva como medio para poner en común lo que pensamos y reflexionar cómo podemos mejorarlo. Y para eso a lo mejor solo es necesaria la palabra para que muchos vean otras opciones.
Desde luego eres libre de elegir el camino que quieres seguir.Tú decides.
No voy a entrar en una contabilidad de quién es mejor ciudadano, no soy quién para dar leccciones a nadie.
Disculpa y suerte.
Querido Raúl:
ResponderEliminarDespués de tu disculpa, ahora soy yo el que me siento en deuda contigo por haber sido quizá algo virulento en mi respuesta. Perdóname tú también. Bueno, somos amigos y nos conocemos más o menos bien desde hace tiempo. En fin, que hay confianza para contarnos las cosas. Desde luego, estamos cerca ideológicamente aunque yo no sea tan optimista como tú. Yo vuelvo a insistir en que la clave de todo está en la educación de la ciudadanía, y es ahí donde tenemos un verdadero agujero negro que puede acabar incluso con la democracia.
Luego te llamo por teléfono, amigo.
¡Un abrazo!