Hace unos meses tuve la oportunidad de conocer a Alfonso Guerra (como diría Borges, el hermano de Juan), quien nos recibió en su despacho en el Congreso para hablar de la Transición. Al final, el hombre se empeñó en que viéramos un vídeo en su ordenador. No podía evitar troncharse con la exposición de las magníficas prestaciones de un Dispositivo de Conocimiento Bioóptico Organizado, también llamado Book: o sea, lo que todos conocemos con el nombre vulgar de 'libro'. El vídeo, bastante ingenioso, pretendía ser una crítica irónica del libro electrónico. Pero también, sin pretenderlo, es el reflejo de una incapacidad de la intelectualidad (o presunta intelectualidad) más rancia para entender que una cosa es el formato o soporte de una obra creativa y otra bien distinta su contenido.
Precisamente hoy, Diego Manrique publica en 'El País' una 'Guía del rock para idiotas' en la que se burla con razón del cliché que reza "Yo sólo escucho música en vinilo". Manrique dice: "Derivar el énfasis hacia el soporte revela inclinaciones fetichistas". Lo cierto es que yo prefiero leer en formato digital -¡en cualquiera de ellos!- las "Cartas de una desconocida" (Zweig) que degustar en papel las "Cartas a un joven español" (Aznar) o el listín telefónico de Zamora, por muy bonitas y cuidadas que sean las ediciones de estos dos últimos textos. Como no soy un coleccionista ni Naomi Campbell, me interesan las obras escritas mucho más por su contenido que por el soporte en que se presentan.
No niego las magníficas prestaciones de un libro en comparación con una tablilla de arcilla, un rollo de papiro o un pergamino; sobre todo, por la comodidad para leerlo. Pero es que el libro electrónico tiene también muchas ventajas que pueden convertirlo en pocos años en el formato dominante. Estando en casa, la lectura de un e-book en un Kindle o un iPad no me parece más incómoda que la de un libro de papel. Además, en gadgets como el de Steve Jobs -empeñado en vestir como un estudiante de Biología a diferencia de verdaderos emprendedores de punta en blanco como César Alierta- puedes almacenar cientos de obras y acceder rápidamente a cualquier pasaje de cualquiera de ellas que te apetezca. Encima, hay un ahorro en el uso de papel. Eso sí, dependes de una batería; pero para leer un libro convencional también hace falta luz cuando se hace de noche y no tienes a tu lado al autor de "Cartas a un joven español".
Este rechazo al e-book es parte de la aversión a la informática todavía presente en algunos escritores e intelectuales (supuestos), que deben pensar que la literatura creada en un ordenador es per se inferior a la elaborada con máquina de escribir, lápiz o bolígrafo, por no hablar de la realizada con pluma de ganso y tintero. Hay quienes aún abominan, más por desconocimiento que por estupidez, de cualquier cosa que tenga que ver con Internet como los blogs o las redes sociales. El 90% (puede que incluso más) de lo que hay en Internet es basura, pero eso no es culpa de la fantástica red de redes sino de los generadores y consumidores de contenidos basura.
I agree. El e-book va a ser cojonudo. Lo que pasa es que va a cambiar nuestra forma de escribir, ¿no crees?
ResponderEliminar¿Por qué iba a cambiar nuestra forma de escribir (bien o mal)?...
ResponderEliminarSupongo que convivirán ambos formatos durante mucho tiempo.
ResponderEliminarLa principal ventaja que veo en el libro electrónico, es que puedas tener un montón de libros en el mismo cacharro.
El papel tiene también sus ventajas, como dices, no necesitas pilas o enchufe, no daña la vista, es barato, puedes pegarle una patada y continuar leyéndolo, (no es que suela hacerlo, pero aveces resulta recomendable), si se te pierde no es una tragedia, y sobre todo, salvo que aparezca algún gusano, ese formato puede durar siglos.
El electrónico, (ya me lo veo venir), cada poco tiempo empezará a cambiar de configuración, diseño, programa, etc, para que se te quede obsoleto y tengas que compra nosequé extensión, descargarte noseque otra cosa, o directamente comprarte otro cacharro, todo ello para mayor gloria de Steve Jobs o similares y sus herederos.
He oído hoy en la SER la entrevista sobre 24symbols, y la verdad es que estoy con unas ganas locas de que lo saquéis de una vez. He puesto una entrada en mi blog sobre el tema
ResponderEliminar¡Ojalá consigáis un buen catálogo y muchos lectores!
Pues claro que cambia la forma de escribir: sólo los escritores fetichistas usan la pluma.
ResponderEliminarUn buen escritor (que suele componer sus obras con el cerebro) puede escribir bien con cualquier instrumento que le venga a la mano. Con la pluma tarda un poco más y, si tiene que corregir, tendrá que pasar el texto a limpio. Con el ordenador (o una tableta) acabará antes y además podrá hacer directamente la corrección de pruebas.
A quien de verdad le habría cambiado la vida habría sido a la mecanógrafa de C.J.Cela, por ejemplo...