martes, 5 de septiembre de 2017

¡A sus marcas, consumidores!


Todo el mundo debería saber que unas buenas gafas de sol no tienen por qué costar más de 25 euros: es lo que dice cualquier profesional de la oftalmología. Esto mismo es aplicable a una crema hidratante, unos pantalones vaqueros, unos zapatos, un móvil, una botella de vino, una pelota de baloncesto o un coche. Por encima de un precio razonable solo hay un valor de marca. Si hay alguien dispuesto a desembolsar 150 o 400 euros por unas gafas de sol, no está pagando solamente por un producto para proteger sus ojos de la radiación solar sino tambien por un diseño glamuroso o sencillamente una marca de prestigio para codearse y darse el pisto.

La publicidad ya se encarga de convencernos de que lucir una determinada marca es cool, que no hacerlo es propio de pringados o fracasados. ¡Y a fe que lo consigue! El efecto de los anuncios es particularmente nocivo entre los más jovenes, los más necesitados de la aceptación de sus pares. La promoción de marcas blancas permitiría un notable ahorro a los consumidores y contribuiría a un mundo más sostenible, pero choca con un muro cultural en una sociedad en la que los que están arriba quieren distinguirse y los que están abajo no tienen intención alguna de transformarla sino de colocarse arriba. Un izquierdista de manual diría que la culpa es de un sistema capitalista que ha emponzoñado a la buena gente, pero yo creo que el canalla no es otro que la propia naturaleza humana.

La responsabilidad de los famosos a este respecto es muy importante. ¿Pero qué ejemplo pueden dar muchos deportistas o cantantes (no precisamente de ópera) cuya vida gira en torno al lujo y la más grosera ostentación? Flaco favor hacen también muchas de esas celebridades que solo persiguen hacer caja, aunque ya anden sobrados de dinero, anunciando cualquier cosa sin el menor rubor. Me pregunto si El Rubius (el youtuber más conocido de España) es consciente del daño social de anunciar una conocida bebida azucarada. O si Rafa Nadal o Pau Gasol tuvieron algún reparo moral por promocionar en su día sendas bebidas alcohólicas.

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